El pasado 30 de octubre se cumplieron 100 años del nacimiento de Miguel Hernández (motivo este por el que se le han rendido numerosos homenajes por toda la geografía española).
Nació en Orihuela en 1910. Pertenecía a una familia humilde, y de niño se ocupó de los trabajos propios del campo. Más tarde trabajó en una tienda y en una notaría. Recibió las primeras enseñanzas en la escuela de su pueblo, pero casi toda su cultura la recibió a través de la lectura y sus ansias de saber. En 1934 se fue a Madrid donde trabajó como secretario y conoció a grandes poetas como Aleixandre y Neruda. Tomó parte en la guerra civil por el lado republicano. Al terminar el conflicto fue condenado a muerte, aunque se le rebajó la pena a treinta años. A causa de una tuberculosis, murió en la cárcel de Alicante en 1942.Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono de la generación del 27».
Durante todos los martes del pasado mes de junio se reunieron en Córdoba numerosos poetas en “Viana, Patios de Poesía”. Algunos de ellos fueron Mertxe Manso, Manuel Lara Cantizani y Francisco Onieva. Con algunos poemas de los que se han leido se ha publicado Un rayo que no cesa en los Patios de Viana, el primer número de la nueva colección literaria Viana Colección de Poesía. En él se funden la memoria inagotable de Miguel Hernández y el paisaje sereno de los patios de Viana.
El 29 de octubre se presentó Balcones de poesía para Miguel Hernández en Córdoba. Una publicación de El Páramo coordinada por José María García Parody en la que se compilan las imágenes de los 31 modelos de lonas colgados en unos 350 balcones de la ciudad durante la celebración de Cosmopoética. A ella habría que sumar la reedición de La voz de la herida en la misma editorial cordobesa.
También se han realizado exposiciones de trabajos de estudiantes en algunos institutos como en López Neyra y El Tablero.
Nació en Orihuela en 1910. Pertenecía a una familia humilde, y de niño se ocupó de los trabajos propios del campo. Más tarde trabajó en una tienda y en una notaría. Recibió las primeras enseñanzas en la escuela de su pueblo, pero casi toda su cultura la recibió a través de la lectura y sus ansias de saber. En 1934 se fue a Madrid donde trabajó como secretario y conoció a grandes poetas como Aleixandre y Neruda. Tomó parte en la guerra civil por el lado republicano. Al terminar el conflicto fue condenado a muerte, aunque se le rebajó la pena a treinta años. A causa de una tuberculosis, murió en la cárcel de Alicante en 1942.Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono de la generación del 27».
Durante todos los martes del pasado mes de junio se reunieron en Córdoba numerosos poetas en “Viana, Patios de Poesía”. Algunos de ellos fueron Mertxe Manso, Manuel Lara Cantizani y Francisco Onieva. Con algunos poemas de los que se han leido se ha publicado Un rayo que no cesa en los Patios de Viana, el primer número de la nueva colección literaria Viana Colección de Poesía. En él se funden la memoria inagotable de Miguel Hernández y el paisaje sereno de los patios de Viana.
El 29 de octubre se presentó Balcones de poesía para Miguel Hernández en Córdoba. Una publicación de El Páramo coordinada por José María García Parody en la que se compilan las imágenes de los 31 modelos de lonas colgados en unos 350 balcones de la ciudad durante la celebración de Cosmopoética. A ella habría que sumar la reedición de La voz de la herida en la misma editorial cordobesa.
También se han realizado exposiciones de trabajos de estudiantes en algunos institutos como en López Neyra y El Tablero.
(Lorena Díaz, Lourdes Carrasco, Irene Misas, Beatriz-Irene García)
No hay comentarios:
Publicar un comentario