martes, 25 de febrero de 2014

Fallece José Emilio Pacheco


José Emilio Pacheco falleció el pasado domingo día 26 de enero a los 74 años, a consecuencia de una parada cardiorrespiratoria. Pacheco apenas sobrevivió dos semanas a su amigo Juan Gelman. Ambos vivían en el barrio de la Condesa, de Ciudad de México, y, según una de sus hijas, el último texto que escribió estaba dedicado al poeta argentino.
Era conocido como el poeta que “amaban los mexicanos”. Era novelista, periodista y guionista de cine y de teatro. Ha sido uno de los escritores contemporáneos más importantes de la literatura en lengua española y su obra está marcada por su preocupación ética y reflexiva, sin perder nunca de vista la belleza de lo cotidiano y del tiempo.
El poeta y escritor mexicano estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde inició sus actividades en la revista Medio Siglo. Dirigió la colección Biblioteca del Estudiante Universitario, que reúne obras literarias desde el pasado prehispánico al México contemporáneo. Se dio a conocer en 1963 con su poemario Los elementos de la noche, al que siguió El reposo del fuego  tres años después.
La escritura del poeta manifestaba las constantes de un estilo en el que un sólido conocimiento de la tradición poética se alía con la transparencia, en busca de una franca testimonialidad.
Ya en esos primeros libros se hacían presentes los temas que habrán de acompañarle durante toda su trayectoria poética, como la infancia forjada de la mirada del hombre, el desasosiego ante una existencia en la que el azar y el absurdo se presentan en cada tirada de dados, y la búsqueda de sentido en los otros. Su poesía caminó entre el simbolismo y la introspección hasta el existencialismo.
Después del inmenso trauma de la matanza de Tlatelolco del 1968, Pacheco publica No me preguntes cómo pasa el tiempo, donde se dice cuál ha de ser la función del poeta y de la poesía, y en el que se anuncia otro de sus temas: la erosión del tiempo.
A partir de ahí desarrollará obras como Irás y no volverás (1973), Islas a la deriva (1976), Desde entonces (1980), Los trabajos del mar (1982), Miro a la tierra (1986), Ciudad de la memoria (1989) o El silencio de la luna (1994).
También en su obra narrativa se ve reflejada tanto la niñez como la adolescencia del poeta en títulos como El viento distante y otros relatos (1963), Morirás lejos (1976), El principio del placer (1972) y Batallas en el desierto (1981).
Recibió galardones como el Xavier Villaurrutia (1973); el José Asunción Silva (1996); el José Donoso (2001); el Octavio Paz (2003); el Ramón López Velarde (2003); el Pablo Neruda (2004); el Premio Internacional Alfonso Reyes (2004); el García Lorca (2005); el Premio Cervantes (2009); y el Premio Alfonso Reyes otorgado por El Colegio de México, que lo recibió hace apenas tres años.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Año 2014 declarado como "Año de Platero"



Para homenajear el centenario de la publicación de Platero y yo, el Ayuntamiento de Moguer ha aprobado una propuesta en la que se declara este año como “Año de Platero” e impulsará fórmulas para el diseño y programación de actos y actividades relacionadas con Juan Ramón Jiménez y Platero y yo. Algunas de las actividades que se realizarán girarán en torno a la lectura, las artes plásticas, escénicas y musicales.
Platero y yo se publicó en 1914 por primera vez. Es un libro que tiene dos personajes principales que son el “yo”, que corresponde al narrador y persona que vive deferentes aventuras con Platero, y Platero, que es su burro y su mejor compañero. En el libro se cuentan todas las aventuras que viven los dos personajes a lo largo de un año, las aventuras son reflexiones sobre la vida, la enfermedad, la muerte y la vida feliz de ambos. El libro está formado por 138 capítulos. Cada uno narra una aventura diferente. La historia empieza cuando el niño describe a Platero diciendo que se comporta como un niño, también cuenta otros sucesos que le ocurren en el día a día. Los sucesos de este libro se desarrollan, casi todos, en Moguer. La historia termina cuando Platero muere y el niño se queda solo. Este sufre mucho por la muerte de su amigo Platero. El libro está escrito con estilo literario poético y nos enseña cuál es el verdadero valor de la amistad que puede haber entre dos seres aunque estos no sean iguales.
Juan Ramón Jiménez Mantecón nació el 23 de diciembre de 1881 en Moguer (Huelva). Una vez que obtuvo el título de Bachiller en Artes, cursos que había realizado en el Puerto de Santa María, se trasladó a Sevilla y  fue escribiendo sus primeros trabajos en prosa y verso y más tarde empezó a colaborar en periódicos y revistas de Sevilla y Huelva. Después de obtener el título de bachiller comenzó, por decisión paterna, la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, aunque más tarde la abandonó. En 1900 se trasladó a Madrid y publicó sus primeros libros. Más tarde publica, Arias tristes (1902), cuyo tema dominante es el paisaje, descrito con sensibilidad de pintor impresionista, el recuerdo de amores y la preocupación por la muerte está presente.
 En su etapa de mayor producción literaria se encuentran las siguientes obras: Segunda Antolojía Poética (1922), donde se recogen desde los primeros poemas hasta Piedra y Cielo, además de algunos libros inéditos del período de Moguer. Las diferentes antologías de Juan Ramón Jiménez están compuestas por la selección de lo que el poeta considera perdurable. Aunque este escritor tiene más antologías, la más importante de ellas es la citada.  Pastorales (1903-1905), que se divide en tres partes, en la primera expresa nostalgia hacia Moguer, en la segunda surgen tonos más alegres y en la tercera se agrupan los poemas de un espíritu más popular y donde hay una unión entre lo natural y lo intelectual;  Baladas de primavera (1907) fue escrita después de una crisis, donde se recogen sentimientos como la emoción alegre del poeta que se siente en contacto con las flores expresándolo mediante la poesía; en Elejías (1907-1908) el paisaje expresa las cosas idas y la belleza perdida. El éxito de estos libros se debe al verso alejandrino. En Poemas májicos y dolientes (1909) nos encontramos con tres partes, en la primera habla de temas como el otoño, la luna, el jardín, las hojas secas, donde parece corresponderse con su alma arruinada y seca; en “Ruinas”, la parte más interesante de este libro, se pregunta qué le dará esta vida hueca; en la tercera parte, aparece Francina, muchacha francesa en la que se inspira Juan Ramón Jiménez para algunos poemas; Las Hojas Verdes (1909) se sitúa en un paisaje simbolista en el que el jardín es la mujer, los frutales sus labios y sus carnes blancas los ojos. No es un libro alegre pero tampoco triste, con un tono diferente, teñido en algunas ocasiones de ironía; Melancolía (1910-1911) refleja el estado de ánimo antes del modernismo y se asienta en lo misterioso, desconocido y pasajero; en Diario de un poeta recién casado (1916) el poeta va anotando sus impresiones y emociones desde su salida de Madrid hacia América, para casarse con Zenobia; Eternidades (1918) es un libro dedicado a Zenobia, su esposa, con poemas explícitos, delicados y profundos; en Piedra y Cielo (1919) abundan las reflexiones sobra su poesía y sobre sí mismo como autor y hace mención a soluciones frente a la muerte y en él culmina el proceso de identificación del poeta con la belleza y con el mundo; La estación total (1946) es un libro de consecuciones: la atemporalidad sugerida por el título es la atemporalidad que nos proporciona la contemplación de la eternidad conseguida, una vez, el poeta, libre de angustia por el paso del tiempo y por la muerte, se siente invulnerable y eterno; en Romances de Coral Gables (1948) rinde homenaje a un nuevo paisaje que le había traído algunas nostalgias de Moguer y el imprevisible retorno del mar.  Dios deseado y deseante (1949) es un libro que relata la búsqueda de Dios para descubrir la causa y finalidad de la belleza; Animal de fondo  Juan Ramón Jiménez refleja su honda religiosidad que a sus ojos se juzga como un lejano consuelo de nuestras carencias; En otro costado (1974) escrita en su exilio en América es la culminación de una obra poética en el desarrollo de la poesía moderna.
El aniversario de Platero y yo va a ser un momento clave para la publicación de obras inéditas de Juan Ramón Jiménez como: Vida, monumento de amor; Entrevistas o Los años españoles. Además, se editará un volumen de Platero y yo, con ilustraciones humorísticas. También se va a realizar una impresión especial de Platero y yo en Moguer y que solo se podrá obtener si se visita este pueblo y se realiza un recorrido por los lugares que marcaron la vida y obra del poeta. También se realizarán traducciones de Platero y yo en inglés, árabe y catalán, entre otras.

(Lorena Yuste y Mónica Madueño)

jueves, 6 de febrero de 2014

75 años de la muerte de Antonio Machado



El 22 de febrero se cumplen setenta y cinco años de la muerte de  Antonio Machado, en Colliure, Francia. El centro Andaluz de las Letras ha querido conmemorar esto con una serie de actividades que no solo homenajearán al poeta sevillano, sino también a otros intelectuales exiliados como María Zambrano, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Luis Cernuda y Alberti.
El 18 de febrero en Granada y dos días después en Córdoba se presentará el guión cinematográfico, inédito, sobre La tierra de Alvargonzález que realizó el director jiennense Miguel Picazo, para llevar esta obra de Machado a la gran pantalla.
El 20 de febrero se celebrará una sesión sobre el teatro de este autor en Sevilla, y el 21 una serie de lecturas poéticas sobre su poesía en las bibliotecas provinciales andaluzas.
Además, la Junta de Andalucía estará presente el día 22 y 23 de febrero en los actos que la Fundación de Antonio Machado en Colliure celebrará allí.
Antonio Machado Ruiz nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla y murió el 22 de febrero de 1939 en Colliure, un pequeño pueblo costero, situado en la zona de los Pirineos orientales, por la parte francesa. Muchas personas se desplazan hasta este lugar para visitar la tumba del poeta y dejar objetos como homenaje.
Realizó sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza y, posteriormente, en los institutos San Isidro y Cardenal Cisneros.
En 1907, conseguida la Cátedra de Francés, se instala en la ciudad de Soria para enseñar dicha lengua. Aquí conocerá a la que será su esposa, Leonor, que moriría pocos años después, en 1912, dejando al poeta sumido en una gran depresión.
En uno de sus viajes a París, conoce al poeta Rubén Darío. En Madrid participa del mundo literario y teatral. En 1927 ingresa en la Real Academia y un año después conoce a Pilar de Valderrama, de la que se enamora profundamente, pero, al estar esta casada, la relación es secreta y en los poemas que le dedica la nombra como “Guiomar”.
En la Guerra Civil permanece en Madrid, participando en las publicaciones republicanas y haciendo campaña literaria.
Durante la contienda civil, marcha con su familia a Valencia, uniéndose al movimiento Alianza de Escritores Antifascistas y participa activamente en el II Congreso Internacional celebrado en la ciudad de Valencia.
En 1939 colabora en Hora de España y participa en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.
Más tarde, se traslada hasta Colliure, con su madre enferma y su hermano José, donde fallece al poco tiempo y tres días después su madre.
Una de sus principales obras es, Soledades, galerías y otros poemas, en la que habla de temas como la preocupación por el paso del tiempo, el amor y el sueño, y lo hace de una manera intimista. Sus textos están llenos de simbolismo. En su siguiente obra, Campos de castilla, no abandona este intimismo, aunque explora nuevos caminos, centrándose sobre todo en el espacio geográfico que lo rodea, es decir, en España y en sus habitantes. En 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de los ensayos que había publicado en la prensa madrileña desde 1934, en ellos trata temas tan diversos como: la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la política y la filosofía.
Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Muchos de ellos se recogen en su último libro, La guerra, escrito en 1936, con ilustraciones de José Machado.
Durante los años 20 y 30 escribe teatro con su hermano Manuel. Ambos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel en 1926, Juan de Mañara en 1927, Las adelfas en 1928, La Lola se va a los puertos en 1929, La prima Fernanda en 1931 y La duquesa de Benamejí en 1932.

(Sara Aranda y Araceli Torrico)

martes, 4 de febrero de 2014

Entrevista a Fernando Sánchez Mayo




P.- Acaba usted de publicar dos poemarios, La hierba entre el cemento y Un acto mínimo, ¿qué diferencias o parecidos podría señalarnos entre ambos?

R.- Ambos poemarios son muy diferentes. La hierba entre el cemento tiene un estilo reflexivo, directo, desprovisto de cualquier tipo de artificio, y cuya temática se diversifica en el anhelo de superación del ser humano. Mientras que Un acto mínimo es un poemario que busca la altura estética, con cierto artificio basado en la belleza del lenguaje, y está centrado básicamente en la idea de la muerte. Y yo diría que el único parecido que los une a los dos es el de la trascendencia.
       
          
P.- ¿Qué le ha inspirado para escribir Un acto mínimo, ¿y La hierba entre el cemento?

R.- La hierba entre el cemento surge de la determinación de aprovechar todos esos pensamientos que nos asaltan cuando vamos paseando. Así que cogí una libretita y un bolígrafo y fui escribiendo todas esas ideas que nos surgen mientras caminaba solo por las calles de mi ciudad. De ahí salieron la gran mayoría de los poemas. La ciudad y el paseo fue mi inspiración. Un acto mínimo, por el contrario, surgió de otra manera más pausada. Nació de la idea de poetizar la muerte de aquellos personajes famosos de la literatura o de la filosofía o de la historia que por una o por otra razón llegaron al último minuto de sus vidas con un valor que a mí me pareció interesante trascender.

P.- ¿Cómo ha sido el proceso de creación de ambos libros?

R.- El proceso de creación tiene mucho que ver con la forma en que uno aborda la escritura, es decir, el método. Mi método o mi proceso creativo es simple. Es estar delante del papel y empezar a escribir. Dejar que el poema tome forma. Ser generoso en la entrega y no tener miedo nunca al resultado.

P.- ¿Podría explicarnos la simbología de cada uno de ellos?

R.- En La hierba entre el cemento la simbología general del libro alude a la idea de la superación del ser humano, (la hierba brotándose con fuerza bajo el ladrillo) pero también hay otros símbolos como la perplejidad de la existencia, ser uno mismo, etc. Y en la simbología de Un acto mínimo entra en juego la muerte con todas aquellas variantes que he sido capaz de abordar.

P.- ¿Qué significa para usted la poesía?

R.- Pues en verdad, significa mucho. La poesía es una actividad que ocupa gran parte de mi tiempo. Le dedico un gran porcentaje de mi energía emocional y mental. Así que eso es ya un indicativo de lo que significa.

P.- ¿Cuáles serían los temas más importantes en su producción poética?

R.- Hasta ahora no han sido muy diferente al resto de los poetas de todos los tiempos. En mi obra poética he escrito sobre el amor, la soledad, la muerte,  el deseo de trascendencia, la esperanza, el paso del tiempo, etc.

P.- ¿Cómo fueron sus inicios como escritor? ¿Podría darnos un consejo para los jóvenes que quieren empezar a escribir poesía?

R.- Me veo a mí mismo como un joven adolescente que ya escribía poesía. Pero esa poesía no empezó a tener una mayor consistencia hasta el momento en que siendo universitario formé parte de una revista literaria que tenía el nombre de Huellas. Allí publiqué mis primeros versos con otros compañeros de la facultad de Filosofía y Letras. Más tarde publiqué poemas en el periódico local “La voz de Córdoba” e incluso Pablo García Baena me pidió  en aquella época del año1984 uno de los poemas dedicado a él y se publicó en la famosa antología de homenaje que la ciudad de Córdoba le hizo al prestigioso poeta. Aún así escribí mucho que nunca publiqué porque sabía que no estaba a la altura. Me di cuenta de que tenía que vivir la vida y aprender muchas más cosas que eran importantes para mí en ese momento. Y veinte años más tarde decido entrar como un ciclón a vivir intensamente la poesía. Y en ello sigo todavía.
En cuanto a dar consejos no sé si es acertado. Pero si de algo pueden servir, yo diría que lo más importante es saber que uno quiere escribir poesía. Si sabes eso, ya tienes el cincuenta por ciento del camino hecho. Luego viene el esfuerzo personal, el trabajo constante y el deseo de mejorar.

P.- Según usted, ¿qué debe tener un buen libro de poesía? ¿Cuáles son los autores que más le gustan?

R.- Un buen libro de poesía debe tener un compendio de ciertas cualidades: emoción, belleza, altura, originalidad, trascendencia, pero sobre todo que no deje indiferente al lector.
Y en cuanto a los autores que más me gustan no sabría exactamente qué responder porque no son pocos, sino muchos poetas españoles y extranjeros que me han gustado y me gustan. Por citar algunos yo diría García Lorca, Luis Cernuda, Aleixandre, Antonio Machado, Bécquer, Pessoa, Walt whitman, Eliot, Cavafis… En verdad, podría seguir citando sobre todo a muchos otros poetas vivos españoles y cordobeses, pero la lista sería muy larga.

P.- ¿Cómo ve la poesía actual española? ¿Y la poesía en su ciudad?

R.- Yo creo que la poesía española goza de muy buena salud. Hay grandes poetas repartidos por toda la geografía nacional. Muchos de esos grandes poetas los tenemos  aquí en nuestra ciudad de Córdoba y provincia. Esta es la ciudad de la poesía. Aquí hay cientos de poetas. La reserva natural de la poesía española está en Córdoba. Ser poeta en Córdoba es más difícil que ser poeta en cualquier otro sitio. Hay una gran calidad y una gran diversidad.

P.- ¿Tiene en mente algún nuevo proyecto?

R.- Sí, tengo un poemario acabado, esperando una oportunidad para ver la luz. Y en este momento estoy trabajando en varios proyectos simultáneamente. Y ahí van, avanzando sin prisa, pero sin pausa.

(Mónica Madueño y Lorena Yuste)

lunes, 3 de febrero de 2014

Fallece Juan Gelman



El poeta argentino Juan Gelman falleció el pasado 14 de enero a los 83 años en Ciudad de México, donde residía desde hace más 20 años, a consecuencia de una disfunción de la médula ósea.
Nacido en el barrio de Villa Crespo e hijo de inmigrantes ucranianos, se enamoró de la poesía de Pushkin, recitada por su hermano, y escribió así sus primeros poemas para sus amores de barrio en su Buenos Aires natal. Tras esos primeros versos se hizo poeta contra el criterio de su madre.
En 1945, y con apenas 15 años, ingresó en la Federación Juvenil Comunista. A mediados de los años 50, en el país gobernaba la dictadura de Aramburu y Gelman fundaba con otros poetas el grupo Pan Duro con el que querían hacer “poesía en armas”, es decir, una poesía política, popular y con aires de tango. De ahí, en 1956, salió su primer libro titulado Violín y otras cuestiones. Un par de años después salió El juego en el que andamos,  un libro con poemas de amor. En 1962 salió Gotán y cinco años después escribió Pensamientos,  donde hablaba de Che Guevara.
Amenazado por la Triple A, sale del país en 1975 como una especie de embajador de Montoneros. Y durante su exilio, los militares interrumpieron en su casa el 24 de agosto de 1976 arrestando a su hijo Marcelo y a su nuera, la española Claudia García que estaba embarazada. Ellos, después de ser torturados, desaparecieron y tras una larga búsqueda por parte de Gelman, a los 25 años pudo reunirse con su nieta Macarena, que había sido criada por la familia de un político de Uruguay.
La rabia y dolor que sufrió Juan en la búsqueda de su nieta, la reflejó en su poesía.
Juan Gelman es considerado uno de los más destacados autores sudamericanos del siglo XX. Su obra combina el realismo crítico con elementos intimistas y con un lenguaje cotidiano.
Después del exilio, el poeta estuvo siete años sin publicar, hasta que en 1980 dio a conocer el libro titulado Hechos y relaciones al que le siguieron Citas y comentarios (1982), Hacia el Sur (1982) y Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota) (1983). Le siguieron La junta luz (1985), Interrupciones II (1986), Com/posiciones (1986), Eso (1986), Interrupciones-I e Interrupciones-II (1988), Anunciaciones (1988) y Carta a mi madre (1989).
En la década del 90 publicó Salarios del impío (1993), La abierta oscuridad (1993), Dibaxu (1994), Incompletamente (1997), Ni el flaco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos, coautor con su esposa Mara La Madrid (1997), Prosa de prensa (1997) y Prosa de prensa (1999).
En la primera década del siglo XXI publicó Valer la pena (2001), País que fue será (2004); Mundar (2007); De atrásalante en su porfía (2009), Bajo la lluvia ajena (2009), El emperrado corazón amora (2011) y Hoy (2013).
El último libro de Juan Gelman es Poesía reunida, editado por Seix Barral, donde está reunida toda su obra.
A lo largo de su vida ha recibido numerosos premios como el italiano Mondello (1980), el Boris Vian (1987), el Nacional de Poesía argentino (1997), el Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000), el Premio Konex de Platino 2004 Poesía: Quinquenio 1994 - 1998, el Iberoamericano de Poesía "Pablo Neruda" (2005) y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2005). El 29 de noviembre de 2007 ganó el Premio Cervantes, el más prestigioso de la literatura en español, y varios otros hasta el Premio Leteo (2012).
Además, el 25 de abril de 2008 depositó un mensaje en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes que no se abrirá hasta el año 2050.

(Leticia rodríguez y Ana Garrido)