jueves, 11 de diciembre de 2014



Emilio Lledó (5 de noviembre de 1927), filósofo español formado en Alemania, humanista y académico, ha recibido el Premio Nacional de las Letras de 2014 tras fusionar en su obra la investigación filosófica y la literatura. Este premio es, tras el Cervantes, el más importante de los que se conceden en España por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y está dotado con 40.000 euros. Se trata de un gran premio que se suma a los que últimamente está recibiendo este humanista nacido en Sevilla hace 87 años.
De padres saltereños, Emilio Lledó nació en el barrio de Triana de Sevilla, en 1927, aunque con solo seis años se trasladó a un pequeño pueblo de Madrid, donde estudió la enseñanza primaria y padeció la Guerra Civil.
Cursó la enseñanza secundaria en el instituto Cervantes de Madrid y se licenció en Filosofía en la Universidad de Madrid en 1952. Al poco tiempo se trasladó a Alemania, donde prosiguió sus estudios. Regresó a España en 1962 y practicó la docencia secundaria en el instituto Núñez de Arce en Valladolid. En 1964 recibió la cátedra de Fundamentos de filosofía e historia de los sistemas filosóficos de la Universidad de la Laguna. Ya en 1978 se trasladó a la UNED de Madrid donde desarrolló una actividad notable hasta su jubilación.
Fue elegido en 1993 miembro de la Real Academia Española, donde ocupa el sillón Ele minúscula.
Con respecto a su producción, tradujo de joven el clásico de Wilhelm Capelle, Historia de la filosofía griega. Más tarde, prologó extensamente ediciones de Platón (de quien había traducido varios diálogos) y de Aristóteles. Por otra parte, colaboró en trabajos colectivos para la difusión de la filosofía. Además, ha dirigido una colección selecta de pensamiento para el Círculo de Lectores.
Lledó escribió dos libros que definen su personal modo de trabajar en la filosofía y su evolución a través de la lengua y de la historia, como son Filosofía y lenguaje (1971) y Lenguaje e historia (1978). Asimismo hizo un balance La filosofía, hoy (1975), sobre el pensamiento de esos años de ebullición.
El filósofo ha agradecido los motivos que ha alegado el jurado para darle este premio, pero él  ha insistido en que tan solo es “un profesor que ha escrito unos cuantos libros y artículos”.

( Javier Moyano y Manuel Conde)

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Entrevista a Alejandro López Andrada


P.- ¿Qué le ha inspirado para escribir Los ángulos del cielo? ¿Cuál es el tema principal de este nuevo poemario?
R.- Este poemario partió de una reflexión sobre el paso del tiempo observado a través de los continuos viajes que hacemos a lo largo de nuestra vida, y también de los que hacen nuestros seres queridos. El libro, esencialmente, habla de eso, de las continuas despedidas que presenciamos a lo largo de nuestra existencia. Los ángulos del cielo es un poemario cuyo argumento  parte de esa idea, la del existir en continua movilidad, yendo de la raíz interior al espacio exterior y, de nuevo, volviendo a la raíz.

P.- Casi todos sus poemarios se han publicado con un premio, pero este no. ¿Qué cree que aporta a su trayectoria?
R.- Llega un momento en la vida que uno se cansa de presentarse a premios y, en consecuencia, tiene ganas de publicar sus libros en una buena editorial. Eso es lo que me ha ocurrido a mí. Por otro lado, creo que este nuevo poemario es, sin duda, mi libro de versos más elaborado y completo, el de mayor madurez.

P.- ¿Por qué dice usted que este es un libro con más madurez y más seriedad que los anteriores? ¿Por qué ha cambiado el paisaje rural por uno urbano?
R.- Estoy convencido de que este poemario no podría haberlo escrito hace dos o tres décadas. Es una obra de reflexiones y observaciones muy meditadas, mientras que mis libros anteriores eran más emocionales y más intuitivos. Quizá éste sea más elaborado y más cerebral. En cuanto a lo del paisaje rural o urbano, tampoco me he planteado hacer ningún cambio. Lo que ocurre es que en los últimos años he viajado más y he observado detalles de la vida urbana que, hasta hace muy poco, no había sabido percibir. 

P.- ¿Por qué en este libro se ha detenido tanto y lo ha corregido tantas veces?
R.- Antes, hace quince o veinte años, escribía mis poemas de un tirón, movido casi siempre por un impulso emocional muy intenso. Ahora, en cambio, las ideas o intuiciones poéticas me llegan de otro modo, y, por tanto, yo también las asimilo y escribo con más calma. Quizá todo ello sea fruto de la edad. También ahora tengo mucho más sentido del ridículo que antes y por eso me gusta corregir muchísimo mis poemas antes de darlos a la luz.

P.- Usted ha escrito poesía, novela, ensayo, crítica literaria y columnas periodísticas. ¿En qué género se encuentra más cómodo?
R.- Sin duda ninguna, el género literario donde me encuentro más cómodo es la poesía. Uno no sólo escribe poesía, sino que la siente. Ser poeta no es sólo ser escritor, sino vivir y sentir la poesía a diario, cotidianamente. La poesía es un modo de estar en el mundo, de ver la realidad y de sentir todo lo que existe a nuestro alrededor.

P.- ¿Podría hablarnos de sus inicios como escritor?
R.- Tendríamos que irnos a un tiempo muy lejano, pues empecé a escribir poemas hace más de cuarenta años, cuando era un adolescente e iba a estudiar al instituto. Aunque ya leía mucha poesía en el colegio. Siempre tuve muy claro que quería ser escritor. Mi primer libro lo publiqué hace ya más de tres décadas, en octubre de 1983, el mismo año que me casé.

P.- ¿Cómo es su proceso a la hora de escribir un poema? ¿Cree en la inspiración o en la disciplina? ¿Cuántas horas al día le dedica a la escritura?
R.- Yo suelo decir que uno no escribe un poema, sino que el poema se escribe solo. A mí siempre me ocurre eso, que algo muy fuerte, una emoción inasible o una intuición mágica tira de mí y siento una necesidad imperiosa de expresarla. Por eso creo mucho más en la inspiración que en la disciplina. Por supuesto, hay que tener disciplina y dominar el lenguaje y las técnicas de versificación; pero eso siempre viene luego. Uno no puede decidir ser poeta; el poeta siempre nace, es una manera de sentir y de estar. En cuanto a las horas que le dedico a la escritura, ahora, como estoy en paro, tengo más tiempo que nunca para escribir. Aun así, aunque soy un escritor muy anárquico, nada metódico, suelo dedicarle a la escritura al día 5 o 6 horas, no más.

P.- ¿Qué características debe tener para usted un buen libro?
R.- Sobre todo, en primer lugar, un libro tiene que emocionar al leerlo. En segundo lugar, creo que las palabras de una obra literaria deben tener música, deben sonar  bien dentro del corazón. Todo buen libro es una mezcla de ética y estética, de armonía y misterio, de emoción y belleza formal.

P.- ¿Cómo sabe usted cuando un libro está listo para ser publicado?
R.- Eso es algo muy difícil de saber. En realidad creo que cualquier libro, o al menos los míos, nunca está acabado del todo y siempre es mejorable. Yo corrijo mucho, muchísimo, tanto que, a veces, incluso después de estar mis libros en imprenta pido volver a corregirlos. Por eso me niego siempre a publicar mis poesías completas, porque la obra poética siempre está en marcha, es imperfecta, y aún corrijo poemas que escribí hace veinte años o más.

P.- ¿Cuál ha sido la mejor y la peor crítica que ha recibido?
R.- No lo sabría decir. He tenido algunas críticas muy buenas y, en cambio, otras menos positivas, aunque éstas en el campo de mi obra poética han sido muy escasas. De todos modos, no guardo ninguna reseña crítica, por muy positiva que sea, de mis libros. No sé si seré un desastre, pero en el fondo las críticas, buenas o malas, me dan igual y no cambian en absoluto mi modo de escribir y entender la poesía. Siempre que escribo pienso en ser yo mismo, en buscar el sentido del mundo que me rodea, y, sobre todo, en expresarlo de un modo distinto a los demás.

(Ana María Arévalo Jurado y Lucía Ranchal Sánchez)

martes, 9 de diciembre de 2014

Entrevista a Pilar Muñoz Álamo





P.- ¿Quién es Pilar Muñoz Álamo?
R.- Pilar Muñoz es una trabajadora y madre de familia, funcionaria de profesión y psicóloga de formación que ha encontrado en la escritura una pasión, y en la literatura de ficción un medio precioso a través del que canalizar y transmitir multitud de reflexiones en torno a la sociedad que nos ha tocado vivir, a nuestra vida cotidiana y a quienes se enfrentan a ella a diario.

P.- ¿Desde cuándo decidió escribir y por qué?
R.- No tengo conciencia de que escribir fuera una decisión, tal vez porque lo vengo haciendo desde pequeña, con aquellos primeros cuentos infantiles a los que siguieron poemas de adolescencia, historias de juventud y reflexiones personales que jugaban con la filosofía, o relatos y novelas para adultos en la actualidad. Sí que es cierto que después de un paréntesis en mi vida en el que apenas escribí nada (dedicada a otros quehaceres personales), retomé la escritura con fuerza al cumplir los cuarenta, alentada por una visión crítica (aunque constructiva) de la sociedad y de quienes viven en ella, sobre todo de la mujer, que quise compartir con los demás de forma lúdica y por qué no, cultural, resaltando e incidiendo en aspectos y situaciones que pasan demasiado desapercibidos cuando deberían cobrar mucha más importancia de la que le damos. Digamos que me propuse sacudir conciencias y opté por hacerlo de una forma preciosa: a través de la literatura.

P.- ¿Planifica la obra antes de escribirla o deja volar la imaginación? Relacionado con esto, ¿en qué se inspira y cuánto tarda en escribir un libro?
R.- Planifico la obra casi por completo, solo dejo volar la imaginación en aspectos secundarios, en esas escenas que solo sirven de soporte al mensaje o a la parte de argumento que quiero transmitir, pero que no son significativas por sí mismas.
Cualquier cosa, persona, suceso o aspecto social que me rodea puede despertar mi inspiración, incluso aquellas reflexiones personales que me han venido acompañando a lo largo del tiempo: una noticia de prensa, una conversación robada en un autobús, la confesión de alguien próximo, o cualquier cuestión de índole psicológica o moral que pueda estar presente en muchos de nosotros de forma rutinaria y que haya provocado que me cuestione sus bases reales, su porqué. A partir de ahí, de esa idea, comienzo a construir la historia de ficción que me servirá para canalizar todo eso, pero sin un tiempo preestablecido, tal vez porque mis obligaciones laborales, personales y familiares no me permiten planificarme un tiempo concreto para dedicarlo a escribir. “Los colores de una vida gris” tardé en escribirla unos cuantos años; sin embargo, “¿A qué llamas tú amor?” me duró solo nueve meses entre las manos.

P.- ¿Cree que el mercado y la demanda son decisivos a la hora de escribir?
R.- No deberían de serlo, pero me temo que sí, que para muchos escritores son decisivos a la hora de elegir el género o la temática en la que centrar sus obras, incluso el desarrollo de la trama y su final. Supongo que la difícil situación por la que atraviesa el mundo editorial tiene mucho que ver en ello. Está claro que hoy en día las editoriales suelen primar el carácter comercial de la obra, por encima de su calidad literaria, buscando la rentabilidad de la inversión que van a hacer publicándolas. Hay novelas que aúnan ambas cosas –lo comercial y lo literario-, pero si esto no sucede, las editoriales –salvo algunas excepciones- suelen decantarse Por una literatura más mediocre si están seguras de que gozarán de la aceptación del público en general. Los escritores que no aspiren a conquistar el mercado, ni siquiera a ser publicados, podrán mantenerse fieles a sí mismos a la hora de escribir, atender solo a criterios propios; pero aquellos otros que aspiren a ocupar un puesto destacado en las librerías, es muy probable que en algún momento de su carrera literaria se cuestionen si aquello que a ellos les gusta escribir coincide con los gustos y demandas del mercado. Si es así, estarán de suerte; pero si no lo es, tal vez se vean “obligados” a venderse en parte si no quieren verse fuera del tablero de juego.

P.- Hoy se publica un gran numero de libros, ¿qué mecanismos utiliza para llamar la atención del lector?
R.- Fundamentalmente las redes sociales y la blogosfera literaria. Los medios de comunicación (prensa, radio, televisión) y otras formas de promoción y publicidad solo están al alcance de las grandes editoriales, ni siquiera las pequeñas cuentan con recursos económicos suficientes para hacer uso de ellos. Afortunadamente, Facebook, Twiter, blogs y webs literarias, o plataformas de lectura como Lecturalia o Goodreads, por ejemplo, donde se comparten opiniones y reseñas de libros leídos permiten fomentar el boca-oreja entre los asiduos a la red. A parte de todo esto, las presentaciones de libros son otro recurso que utilizo cuando se publican.

P.- ¿Qué opina de los parecidos que el lector pueda encontrar entre su obra y Cincuenta sombras de Grey?
R.- Para ser franca, si el lector encontrara parecidos entre mi novela y Cincuenta sombras de Grey me sentiría decepcionada, con mis máximos respetos a la autora de Cincuenta sombras y a sus lectores.
Cuando pensé en escribir ¿A qué llamas tú amor?, una de mis mayores pretensiones fue precisamente la de huir de Cincuenta sombras y de cuantas han proliferado (escritas en la misma línea) desde su publicación. Quise que mi novela contara con una historia de fondo con el suficiente peso y entidad propia como para que pudiera resultar interesante leerla aun suprimiendo o aligerando las escenas de sexo, cosa que no ocurre en las novelas del tipo de Cincuenta sombras, en las que de suprimir la escenografía erótica nos quedaríamos sin novela. Yo me propuse que fueran las escenas de sexo las que estuvieran a merced de la historia, pero nunca al revés. Aun siendo escenas de sexo explícito y muy detallado, acordes a la catalogación y al objetivo principal de la literatura erótica, me propuse que tales escenas enriquecieran también la trama aportando información que ayudara a entender la evolución de la protagonista y sus conflictos morales y personales tan habituales y cotidianos, pero que no constituyeran el núcleo fundamental de la novela.  Por otro lado, considero que Jana, la protagonista de ¿A qué llamas tú amor? tiene más personalidad y es bastante más compleja –psicológicamente hablando- que Anastasia Steel. Pero será el lector el que tenga la última palabra de hasta qué punto he conseguido lo que quería, por supuesto.

P.- ¿Piensa que el conflicto de la protagonista es algo habitual hoy en día? ¿Cambiaría la historia si un hombre estuviera en la misma situación de Jana?
R.- Creo que sí, que es bastante más habitual de lo que pensamos, aunque no siempre nos permitimos confesarlo abiertamente. De hecho, estoy convencida de que muchas lectoras se van a sentir identificadas con los sentimientos y emociones de Jana a lo largo de la historia, y también con sus reflexiones. Y creo que a los hombres les puede ocurrir igual con respecto a Julio, el marido de Jana. Como se dice en la novela, cada miembro de la pareja puede evolucionar a lo largo de los años de manera diferente y esto produce un distanciamiento que puede ser difícil de salvar, si es que somos conscientes de ello en algún momento como para intentar poner remedio, lo que nos lleva a un estado de frustración personal con respecto al otro y al amor que sentimos y compartimos que nos puede incitar a buscar fuera lo que ya no encontramos dentro de casa.
La segunda pregunta es compleja de responder. Hombres y mujeres no somos iguales a nivel biológico, psicológico ni emocional, reaccionamos y afrontamos las cosas de manera diferente, aunque el resultado sea igual de eficaz, y tampoco interpretamos, sentimos o manifestamos el amor de igual forma, ni siquiera planteamos el mismo tipo de exigencias o necesidades en el seno de la pareja. Atendiendo a ello, puede que sí, que la historia cambiara de haber sido Julio, por ejemplo, quien se encontrara en la situación de Jana, tal vez porque este no habría interpretado las señales de amor y desamor de la misma manera, o porque las necesidades de ella no fueran las de él. De cualquier forma, y por la misma razón, podría ser probable que aspectos que para Jana resultaran intrascendentes, sí fueran para Julio lo suficientemente importantes como para desencadenar una situación parecida.

P.- ¿Qué conexiones establecen los personajes entre el amor y el sexo?
R.- Muy distinta. En la novela he querido plasmar la realidad social respecto a esa cuestión, la diversidad que existe a la hora de interpretar en qué medida amor y sexo han de ir unidos o pueden desligarse. Hay quienes no conciben el sexo sin amor y quienes lo consideran como un placer que no tiene por qué ir necesariamente unido a un sentimiento profundo hacia la persona con la que mantienen una relación sexual, ya sea puntual o continuada. En la novela, junto a Jana, aparecen personajes como Hugo, Mayca, Lucía o Miguel y todos ellos mantienen una postura distinta con respecto al tipo de relación de pareja que tienen o buscan y establecen conexiones distintas entre ambas cosas.

P.- ¿Considera que las escritoras de hoy tienen las mismas oportunidades que los escritores?
R.- Me gustaría pensar que sí, pero creo que aún falta un poco para conseguir que se nos catalogue por igual, que se elimine ese prejuicio que tiende a calificar al escritor como creador de un tipo de literatura más serio y de mejor calidad que la de las escrituras, más asociadas con ciertos géneros literarios (alguno de ellos un tanto menospreciado) y con un tipo de público lector más específico. Y mientras ese prejuicio exista entre quienes consumen literatura, que son quienes compran, las oportunidades a la hora de publicar o de ver difundida su obra no serán las mismas.
 
P.- ¿Qué es lo próximo que tiene pensado escribir?
R.- Tengo trazada y organizada toda la trama de una novela de Ficción contemporánea, personajes y escenarios incluidos, más parecida a Los colores de una vida gris en cuanto a su estructura que a ¿A qué llamas tú amor? Pero no descarto que mientras llega el momento de sentarme ante el ordenador, pueda surgir alguna otra idea atractiva que me haga desarrollar otra trama diferente, cambiando así el orden de preferencia a la hora de escribirlas. Me dejo llevar por lo que me apetece en cada momento, disfrutar al máximo de esta aventura es mi mayor prioridad. 

(Fátima Bouighejd Ruiz, Sara Navarrete Guijo y Gregory Duque Muñoz)

jueves, 4 de diciembre de 2014

Juan Goytisolo recibe el Premio Cervantes

Juan Gotysolo recibió el Premio Cervantes 2014 el pasado 24 de noviembre, el galardón más importante de las letras hispánicas y con el que se reconoce la voz heterodoxa y crítica de este escritor por su trabajo en la indagación del lenguaje y su apuesta por un dialogo intercultural. El de Goytisolo será el primer premio que entregue el Rey Felipe VI, aunque en anteriores ocasiones ya lo hizo, en las ediciones de 2011 y 2012, lo entrego en sustitución de su padre, el Rey Juan Carlos I.
Tras siete votaciones sucesivas, el jurado que concede el premio convocado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y que está dotado con 125.000 euros, ha decidido dar el galardón a este escritor, que es uno de los grandes nombres de la tradición narrativa en lengua española.
Resaltó su personalidad y lo definió como un escritor preocupado por la heterodoxia y por el diálogo con las diferentes culturas del Mediterráneo.
Juan Goytisolo  nació en el seno de una familia vasco-cubana. Juan es hermano del poeta José Agustín Goytisolo, fallecido en 1999. Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, tras la publicación de sus dos primeras novelas, Juegos de Manos (1954) y Duelo en el paraíso (1955), Juan Goytsolo se marchó a París, donde estuvo hasta 1969. Allí conoció a la fallecida Monique Lange, novelista y guionista con quien se caso en 1978 y quien introdujo en Francia a autores como Luís Goytisolo o Jesús Fernández Santos.
Autor de más de cincuenta títulos, Goytisolo cultiva la novela, el ensayo, la literatura de viajes, el cuento y las memorias. Autor de una creación marcada por el compromiso y la libertad en la que destacan títulos como Fin de fiesta y una de sus mejores obras míticas fue Señas de identidad y, después de esta, Juan sin tierra, Disidencias, Makbara, Paisajes después de una batalla o Coto vedado, donde habla sobre su homosexualidad.
El premio Cervantes otorga el broche de oro a la carrera de este autor, reconocido por galardones como el Nacional de las Letras, el Premio Formentor, el Europalia de literatura y el Octavio Paz.
La vida de Goytisolo ha sido la de un intelectual rebelde contra franquismo. Se instaló en París en 1956 y trabajó como asesor literario de la editorial Gallimard. Entre 1969 y 1975 fue profesor de literatura en universidades de California, Boston y Nueva York; durante esa etapa realizó investigaciones, hizo una excelente edición de la novela picaresca Vida de Estebadillo González y publicó una antología del heterodoxo José Maria Blanco White con la intención de atacar en doble lectura el cerrado régimen franquista, que censuró sus obras desde 1963.
Ha cultivado el ensayo, la narrativa, el reportaje, la literatura de viajes o las memorias: Coto vedado (1985), En los reinos de Tarifas (1986) y Memorias (2002), que reúne los dos volúmenes anteriores. Desde abril de 2007 la biblioteca del Instituto de Cervantes de Tánger lleva su nombre.
El compositor José Maria Sánchez-Verdú adaptó libremente su novela Las virtudes del pájaro solitario en la ópera El viaje a Simorgh. El estreno se realizó el 4 de mayo de 2007 en el Teatro Real de Madrid.

(Sara Navarrete Guijo, Fátima Bouighejd Ruiz y Gregory Duque Muñoz)

martes, 2 de diciembre de 2014

XXVII Premio Loewe de Poesía

El pasado 12 de noviembre, tuvo lugar el fallo del XXVII Premio Loewe de Poesía, en el que, por primera vez en sus 27 años de historia, se otorgó el premio a dos hispanoamericanos: el chileno Oscar Hahn (1938), por su obra Los espejos comunicantes, valorada por utilizar “dos voces drapeadas”, y la colombiana María Gómez Lara (1989), destinado a la Creación Joven por Contratono, que, según el jurado, presenta una poesía “fresca e indiscutible, que alerta de una gran promesa”. A esta edición se han presentado 845 participantes de 32 países, tanto de España como de Hispanoamérica.
El Premio Loewe de Poesía es uno de los galardones más prestigiosos de la poesía española actual. Su primera edición se celebró en 1988, en la que se premió a Juan Luis Panero por Galería de fantasmas, una obra donde el tiempo, la muerte, el destino y la memoria suelen atravesar sus versos y su obra poética, en la que reconoce la influencia de autores como Borges, Paz, Eliot o Rulfo.
En 1993, fue premiado Luis García Montero por su poemario Habitaciones separadas, en el que el lector se sumerge en un mundo de tristeza urbana. Aunque también es un libro de un amor que se convierte en reflejo de pasiones desgarradas y sentimientos no correspondidos.
Por último, cabe nombrar a Antonio Lucas, ganador de la pasada edición, por su obra Los desengaños, descrita, según las notas de prensa, como un canto insurrecional, subversivo, con aroma a Celaya y a Blas de Otero. Desemboca en una crisis personal/emocional que va de la mano de la típica crisis política y social que afecta a nuestro país.
Óscar Arturo Hahn Garcés nació el 5 de julio de 1938 en Chile. Fue un poeta y crítico de la generación de los años 1960. Se sintió impulsado a escribir tras una ironía de amor durante una relación de infancia. Su primer libro, Esta rosa negra (1961), trata con marcada persistencia el tema de la muerte. Además de poeta fue, también, ensayista. Uno de sus últimos ensayos es Pequeña biblioteca nocturna (2013), en la que une lo culto y lo popular. En ella, parte hablando de la serie televisiva El patrón del mal y, luego, analiza cómo la poesía se ha ocupado del dinero como tema “desde tiempos inmemorables”, nombrando, además, desde el Arcipreste de Hita hasta Octavio Paz.
María Gómez Lara nació en Colombia en 1989 y, actualmente, es estudiante en la universidad de Harvard, donde adelanta un doctorado. Este libro presenta una poesía “fresca, indiscutible y juvenil, que alerta de una gran promesa” y “una profunda humanidad y una gran madurez por parte de la autora, a pesar de su juventud.”

(Isabel Mª Moreno Muñoz y Álvaro Cobos García)

lunes, 1 de diciembre de 2014

Moreno Gomez publica "La Victoria Sangrienta"


El pasado 30 de octubre tuvo lugar en El Silo la presentación de nuevo libro del jarote Francisco Moreno Gomez, La victoria sangrienta. Además del autor, en el acto intervinieron también Juan Bautista Carpio y Luis Naranjo, Director General de la Memoria Democrática de la Junta de Andalucía. Después de la presentación, se inauguró la exposición de fotografías de la guerra civil de Los Pedroches pertenecientes al álbum del brigadista italiano Aldo Morando, con fotografías inéditas de bombardeos franquistas sobre Pozoblanco.
Cuando se cumplen 75 años desde la victoria franquista de 1939, como coronación del golpe militar de 1936, que desencadenó tan terrible guerra, aparece La Victoria Sangrienta (1939-1945) desarrolla con gran precisión  un tema que hasta ahora no había sido objeto de análisis monográficos: la gran represión franquista de la postguerra. En esta obra, Moreno trata de demostrar los mecanismos de ejecución y la persistente represión despiadada que adoptaba todas las formas posibles y que se abatía sobre una España vencida a través de las técnicas y modalidades represivas, carcelarias  y judiciales que han podido elevar los hechos a nivel de categorías.
Moreno Gómez, con un libro que levantará ampollas, liga lo que pasó en Córdoba con la tremenda influencia del vector nazi en el gobierno y en la administración, falange incluida, de la España franquista. A través del análisis pormenorizado de la evidencia relevante de la época, fundamenta y fortalece dicha conclusión.
Francisco Moreno Gomez, historiador y catedrático de instituto en Getafe (Madrid), Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense, nace en Villanueva de Córdoba. Es famoso por su trilogía publicada sobre la guerra civil en la provincia de Córdoba, en la cual aborda la Republica, la guerra y la post guerra en Córdoba.
Es autor también de La masonería en Córdoba y coautor de Víctimas de la Guerra Civil, coordinado por Santos Julia, y participó en el volumen Morir, Matar, Sobrevivir, coordinado por Julián Casanova (Crítica, 2002).
Está adscrito a la tercera generación de historiadores del “Materialismo Histórico” y sus obras, basadas en documentación y testimonios apabullantes, son referencia de la historiografía de nuestra provincia.

(Gregory Duque Muñoz, Sara Navarrete Guijo y Fátima Bouighejd Ruiz)