En el I.E.S Antonio María Calero, el pasado 9 de febrero tuvo lugar una charla dirigida por Luis Alberto de Cuenca y Manuel Lara Cantizani, la cual estuvo armonizada por Ángel Pérez a la clavinova.
Luis Alberto de Cuenca nació el 29 de diciembre de 1950 en Madrid. Además de ser uno de los poetas españoles más importantes, es filólogo, traductor y ensayista. Sus obras están caracterizados por un estilo desenfado e irónico. Algunos de sus poemarios son La caja de plata, con la que obtuvo el Premio de la Crítica en 1985; El otro sueño; Insomnios; Su nombre era el de todas las mujeres y otros poemas de amor y desamor . Entre sus ensayos se incluyen Señales de humo y De Gilgamés a Francisco Nieva. Entre sus traducciones podemos encontrar La Odisea y Cantar de Valtario.
Manuel Lara Cantizani nació en Lucena, Córdoba. Es poeta y profesor del I.E.S. Clara Campoamor. Se licenció en Filología Hispánica. Colabora en diversas revistas de poesía como Señales de Humo, Angélica y 4 estaciones. Además tiene diversos poemarios propios como Yo maté al cisne; Poemas adúlteros, Premio de Poesía Mario López 1996; Todo lo que sé de ti y otras mentiras o El invernadero de nieve, XXXIII Premio Ciudad de Burgos en 2007.
Al comenzar la charla Francisco Onieva y Rafael García, nuestro director, nos los presentaron, aludiendo brevemente a su biografía.
Los protagonistas en todo momento se mostraron alegres y cálidos con nosotros y nos contaron anécdotas de sus vivencias personales que alternaban con la recitación de sus poemas.
Lara Cantizani empezó con unos haikus (poemas breves casi siempre de diecisiete sílabas distribuidas en tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente) de sus alumnos a los que, en ningún momento quitó el mérito, sino todo lo contrario, los alabó con cariño. También nos declamó algunos de sus poemas, que siempre, con su toque humorístico y desenfadado, sacaban una sonrisa de los labios de los espectadores.
Luís Alberto de Cuenca le sucedía con otros poemas de su cosecha, como el precioso poema que nos habla de un amor tan grande que llega a hacer daño y no sabes cómo hacer que el dolor desaparezca: “Enano y la princesa”. El tono embriagador de su voz que colocaba una chispita de magia a cada palabra pronunciada, hacía que hasta el alma se conmoviera. Además, citó a los grandes, como Catulo con su “Odi et amo”:
Como cierre, dieron paso a una ronda de preguntas, para que no nos quedáramos con ninguna duda. Entre las preguntas realizadas una fue sobre qué poesía de todas las que conocían le gustaba más. Lara Cantizani, que es un entusiasta de Luis Alberto de Cuenca le pidió que recitara su poema preferido, “El desayuno”. Y no podríamos cerrar esta entrada sin él:
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
(Carolina Peinado, Teresa Muñoz, Lucía Pontes)
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