El Premio Solienses, surgido con la idea de difundir la obra de los escritores de Los Pedroches, comenzó su andadura en 2006. Tras recopilar todos los libros publicados por los escritores de la comarca durante el año en curso, D. Antonio Merino, el editor del blog, selecciona tres finalistas. En este sentido no estaría de más remarcar la diferencia de temática, estilo y género (puede ser poesía, narrativa, ensayo, artículo periodístico o teatro) que tienen los libros finalistas y ganadores de cada año. El premio, que se ha convertido en una cita ineludible de la cultura de nuestra tierra, no tiene dotación económica, sino que se premia con un objeto conmemorativo, un arado, creado por la Asociación de Artesanos de Los Pedroches.
En el año 2006, la ganadora fue Juana Castro con Los cuerpos oscuros; en 2008 Alejandro López Andrada con La tierra en sombra; en 2009 Pedro Tébar con Canción de la madre del agua; en 2010 el libro colectivo La puerta de los sueños; en 2011 María Antonia Rodríguez con Hija de sexto Mario, el hombre mas rico de las Hispanias, cuya historia se desarrolla en una sociedad corrompida por vicios y sumergida en una degradación moral radicalmente alejada de la rectitud republicana de aquella época, en la que la hija de Sexto Mario envuelta en su joven romance, es el único rayo de esperanza que queda en su familia tras haber sido arrastrada a la ruina por la ambición desmedida de la esposa de Sexto Mario. La última entrega se celebró en Añora, en la ermita de San Pedro.
Os ponemos a continuación una entrevista que hemos realizado a D. Antonio Merino, editor del blog Solienses, quien ha tenido la amabilidad de atendernos. Leedla con atención, que es muy interesante. Muchas gracias, por su atención, Sr. Merino
P.- ¿Cómo surgió la idea de crear el premio Solienses? ¿Con que finalidad nació?
R.- El premio surgió de un modo espontáneo, sin grandes pretensiones, dentro de los objetivos generales del blog Solienses de promocionar la cultura de Los Pedroches. Su principal motivación parte de mi propia afición a la lectura y del deseo de agradecer siquiera mínimamente a los autores el esfuerzo que hacen por transmitirnos de forma artística su propia visión del mundo. Se trataba, por tanto, de contribuir a que los escritores de Los Pedroches fueran más conocidos y leídos en su propia tierra, pues la mayoría de ellos, con premios de mucha relevancia a nivel nacional, apenas son valorados en sus propios pueblos.
P.- ¿La repercusión del premio, como se ve en actos como el que tuvo lugar hace unos días en Diputación, ha superado sus expectativas?
R.- Totalmente. Hay que tener en cuenta que la idea surgió cuando el blog apenas recibía cien visitas diarias. Era como algo entre amigos interesados por la literatura y no había nada programado previamente. En la primera edición las cosas se fueron preparando sobre la marcha. Aunque ya desde el principio me fue sorprendiendo la buena predisposición que encontré en las personas a las que les iba proponiendo la idea y pidiendo ayuda, los propios escritores, los miembros del jurado, las editoriales… y eso, desde luego, fue muy importante para el desarrollo posterior.
P.- ¿Cuál es el motivo de que la entrega del premio Solienses se realice en un lugar diferente cada año?
R.- Es una consecuencia del carácter comarcal del blog Solienses. En realidad, podríamos decir que el premio no se entrega cada año en un lugar diferente, sino siempre en el mismo: en Los Pedroches. Considero a la comarca como una unidad geográfica y cultural y nunca me siento extraño si estoy en Belalcázar, Pedroche o Cardeña, porque todos ellos son mis pueblos. Quiero contribuir a que la gente se desplace a unas localidades u otras sin sentirse forastero en ellas y la cultura puede contribuir en gran manera a borrar estas fronteras locales. De paso, pretendo contribuir al mejor conocimiento de algunos lugares de nuestro patrimonio monumental.
P.- ¿Qué simboliza la escultura que se entrega al ganador?
R.- En realidad, la escultura del arado fue idea de un miembro de la Asociación de artesanos de Los Pedroches Ofiarpe, de Patricio Moreno, que entonces era su presidente. Yo le pedí un objeto artesano para regalar al escritor premiado y me vino con esto. Todo el mundo lo consideró un acierto. Aparte de la propia belleza del objeto, el arado romano nos vincula con nuestro pasado, con formas tradicionales de trabajo y también con las innovaciones tecnológicas, temas estos que siempre están presentes en el blog Solienses.
P.- ¿Por qué decidió ponerle el nombre de Solienses a su web y a este premio?
R.- Solienses son los habitantes de Solia, una ciudad romana de Los Pedroches cuya ubicación exacta no se conoce con seguridad y que ha sido disputada por casi todos los pueblos de la comarca. Me parecía sugerente este nombre por el hecho de que todos los nacidos en Los Pedroches somos en realidad “solienses” y ello convenía al objetivo del blog, que es ocuparse de toda la comarca como si fuera una sola entidad. El hecho de que los arqueólogos no hayan podido determinar todavía dónde se hallaba esa ciudad le concede un aire de misterio muy acorde también al ámbito literario.
P.- ¿Cree que a través de este premio se puede difundir la obra de los autores de nuestra comarca?
R.- Ese es su objetivo principal. Pero en la mayoría de los casos, el objetivo no es difundir la obra de nuestros autores fuera de Los Pedroches, puesto que muchos de los premiados han recibido importantes reconocimientos fuera de nuestra comarca, sino lograr que sean leídos y apreciados dentro de nuestros pueblos. Todavía hoy me sigue resultando sorprendente que una obra como Canción de la madre del agua de Pedro Tébar, que ganó el Premio Solienses en 2009, no se lea en los colegios e institutos de Los Pedroches, siendo como es una recopilación hermosísima de la tradición oral de nuestros pueblos que recupera y pone al día muchas leyendas populares que corren peligro de perderse definitivamente.
P.- Sabemos que todos los años cambia a casi todos los miembros del jurado, ¿por qué se hace este cambio continuo? ¿En qué se basa para elegir a dichos miembros?
R.- El motivo de renovar al jurado cada año es comprometer con la iniciativa del Premio Solienses a cuantas más personas mejor, que esto no sea cosa de unos pocos, sino de muchos. Ser jurado de un premio no es tarea fácil, pues hay que leer los libros en poco tiempo y, lo más complicado, decidirse por uno de ellos, a veces entre obras de características literarias muy diferentes. Así que solicito la colaboración de personas a las que considero interesadas por la literatura, cuyo criterio en ese campo me parece solvente y riguroso y que además son seguidores del blog. Procuro, finalmente, que sean representativos de ciertos ámbitos de la cultura comarcal, como profesores, periodistas, escritores, editores, representantes institucionales o miembros de asociaciones, y también que procedan de pueblos diferentes, para que el criterio de elección sea el más variado posible.
P.- Usted elige a los tres libros finalistas cada año, ¿qué criterio sigue para ello?
R.- Desde luego, no puedo negar la existencia de un componente subjetivo en la selección previa. Resultaría imposible evitarlo. Pero, en la medida de lo posible, procuro anteponer criterios literarios y artísticos. La selección previa de tres libros es necesaria por razones operativas y porque me parecería un abuso obligar a los miembros del jurado (que no cobran nada por este trabajo) a leerse todos los libros publicados por autores de Los Pedroches durante el año.
P.- ¿Qué características debería tener, según su criterio, un libro para ganar el premio Solienses?
R.- Resulta imposible decirlo. Basta mirar la lista de libros premiados hasta ahora para darse cuenta de lo diferentes que son: libros de poesía, relatos, novela. Entre los libros finalistas ha habido también obras de teatro, ensayo literario, libros de viajes y novelas policíacas. Aquí puede estar uno de los encantos del premio. No hay condicionantes previos. El mérito estará en que la obra sea capaz de interesar y conmover a los miembros del jurado, pero determinar las razones que llevan a ello sería descubrir el secreto inmortal de la literatura.
(Carmen María Moreno, Javier Rojano y Andrea Torrico)
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