miércoles, 31 de octubre de 2012

Mo Yan, Premio Nobel de Literatura 2012




El escritor Mo Yan ha sido el ganador del Premio Nobel de Literatura 2012 por su “realismo alucinatorio, que une el cuento, la historia y lo contemporáneo”. Ha sido el primer galardonado de su país que ha escrito todas sus obras en su idioma nativo. Anteriormente, se galardonó a otro escritor chino, Ga Xingjian, pero este escribió la mayor parte de sus obras en francés.

Guan Moye (ha adoptado el pseudónimo de Mo Yan, que significa  “no hables”, en recuerdo de su infancia, durante la cual se produjo la Revolución Cultural maoísta, cuando sus padres le repetían que no hablase para no decir nada inconveniente) nació en febrero de 1955 en Gaomi, Shandong.. Después de trabajar en una fábrica petrolera, ingresó en el Ejército Popular de Liberación chino, donde empezó a escribir. Tiempo después consiguió una plaza en la Escuela de Arte y Literatura del ejército, pudo dedicarse más a su afición.

Empezó a ser conocido en Occidente gracias a su libro Sorgo Rojo (2002-2009), que fue adaptado al cine. Reconoce tener cierta influencia occidental de escritores como por ejemplo Gabriel García Márquez, aunque también es conocido como el Kafka chino.

Anteriormente ha sido candidato a varios premios, como por ejemplo el Premio Neustadt en 1988. Entre otros prestigiosos premios en su país, podemos destacar que en 2009 obtuvo el Premio Newman de Literatura China.

Varias de sus obras fueron censuradas en su país natal. Entre ellas podemos destacar Grandes pechos, amplias caderas (2007), una visión del mundo chino desde el punto de vista femenino. Esta fue mal vista por los dirigentes chinos por la sexualidad que tenía implícita y por la crítica de la situación de la mujer rural.

Su literatura es en gran parte crítica y nada condescendiente con la realidad de su país, sin embargo ha sabido acomodarse a las imposiciones del Partido Comunista Chino. En su última obra Rana (2012) se ha atrevido a criticar la política del hijo único en China, esto no le ha sentado especialmente bien a los dirigentes chinos.



(Ana Ballesteros y Karla Salazar)

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