Joaquín Pérez
Azaústre nació en Córdoba el 3 de julio de 1976. Escritor y columnista.
Hijo de padre abogado y madre maestra, se educó en las Teresianas de Córdoba.
Inicia estudios de Derecho en la Universidad de Córdoba en 1994, momento en el
que coincide con Pablo García Casado y José Luis Rey. Desde 1998 reside en
Madrid, donde continúa sus estudios en la Universidad Complutense.
Durante los cursos 2000-01 y 2001-02 obtuvo una beca de creación en la
Residencia de Estudiantes, otorgada por el ayuntamiento de Madrid. Ha sido el
último coordinador de Cosmopoética en elpresente año 2012.
Columnista semanal en La Razón y diario en El Día
de Córdoba, en 2003 obtuvo el Premio Meridiana, que otorga el Instituto Andaluz
de la Mujer, por sus artículos periodísticos. En 2001, el Instituto Andaluz de
la Juventud reconoció su labor creativa con el Premio Andalucía Joven de
Narrativa.
Es autor de los libros de poemas Una interpretación (2001, Premio
Adonais), Delta (2004), El jersey rojo (2006, Premio Fundación
Loewe de Creación Joven), El precio de
una cena en Chez Maurice (2007) y Las
Ollerías (2011, XIII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe), y de las novelas América (2004), El gran
Felton (2006) y La suite de Manolete
(2008, XIX Premio Fundación Unicaja Fernando Quiñones).
Su último libro se titula Los nadadores, no esconde que empezó a
gestar este relato mientras nadaba en un pabellón de Madrid, donde reside, con
unas cristaleras en las que veía unas sombras moviéndose, especialmente cuando
iba allí de noche.
En su
novela, publicada por Anagrama y que ya tiene una canción dedicada
de Ismael Serrano, Jonás, el protagonista, encadena brazadas
cada mediodía en una piscina. Se ha separado de su compañera Ada y, un día, su
padre, un policía jubilado, le comenta que su madre, de la que está divorciado,
no da señales de vida. Ha desaparecido, igual que empezará
a ocurrir con otros personajes de estas páginas.
El
novelista indica que la piscina en este caso puede verse como una analogía del
mundo actual, "en el que parece que estemos muy comunicados, pero con
muchas situaciones de aislamiento personal, sin que
podamos sentirnos muy orgullosos por ello, solos en nuestro carril".
Finalmente,
el escritor menciona que “cuando empecé tenía claro que no quería hacer una
novela social, pero sí que tengo clarísimo que la narrativa debe estar con el
latido y la respiración de su tiempo, por eso la novela tiene un final abierto,
como nuestra vida, y deja un amplio margen de interpretación
entre texto y lectura".
(Pedro José Cantero Yun y Lidia Gallego Gómez)
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