viernes, 18 de mayo de 2012

JOAQUÍN PÉREZ AZAÚSTRE PUBLICA LOS NADADORES


Joaquín Pérez Azaústre nació en Córdoba en 1976. Es columnista del Grupo Joly y Diario Abierto. Vive entre Bruselas y Madrid, donde obtuvo una Beca de Creación en la Residencia de Estudiantes entre 2000 y 2002, y se licenció en Derecho por la Universidad Complutense.

  Ha publicado los libros de poemas como Una interpretación en 2001 con la que recibió el Premio Adonáis, Delta en 2004, El jersey rojo en 2006,  con el que recibió el Premio Fundación Loewe de Creación Joven, El precio de una cena en Chez Mourice, en 2007 y Las Ollerías, en 2011 con el que recibió el XXIII Premio Internacional Fundación Loewe.  
También ha publicado Lucena sefardita, La ciudad de los poetas, Carta a Isadora, Premio Andalucía Joven, y las novelas El cuaderno naranja, en 1998, América en 2004, El gran Felton, en 2006 y La suite de Manolete, en2008. Con esta última recibió el Premio Fernando Quiñones. Fue coordinador de la antología contra la invasión de Iraq En pie de paz. Escritores contra la guerra en 2003.

En su última novela, publicada la semana pasada, Pérez Azáustre disecciona los miedos contemporáneos en Los nadadores. Es un relato de tono existencialista sobre la soledad y la disolución de la identidad en un mundo crecientemente hostil.
Jonás, fotógrafo de prensa de vida solitaria, es el protagonista de Los nadadores, una indagación de perfil existencialista en los caudales de vacío de la vida contemporánea. Lo urbano y lo simbólico, la fragmentación de la identidad y la tiranía del recuerdo confluyen en un relato de inquietantes texturas con el que el cordobés debuta en la editorial Anagrama.
El protagonista se encuentra en la piscina, una metáfora de un mundo líquido y peligroso que impone la supervivencia como combate de cada día y que se revela como ámbito de conocimiento, como reto físico y anímico para un personaje que encadena brazadas como quien despoja a una verdad de sus capas. La piscina activa el sistema interno de coherencias que vertebra una novela en la que una densa ambigüedad se incrusta en las escalas de lo cotidiano. No resulta casual que en una de las secuencias culminantes del relato, el personaje acabe involuntariamente en una piscina.
La autonomía del relato es plena en una obra que marca el arranque de un nuevo tramo en la trayectoria novelística de Pérez Azaústre, si bien no se prescinde de algún anclaje en propuestas anteriores como el tema de la identidad o la relevancia concedida a la ciudad como escenario para el hallazgo, para el encuentro o la demolición. Con una sutil minuciosidad en la descripción de lo doméstico y lo habitual que remite a Muñoz Molina y una clave de poesía oscura que conecta con el mejor Paul Auster, Los nadadores emerge como radiografía severa y paradójica de un tiempo que impone las más feroces formas de soledad que el hombre ha conocido.

(Elena González Moreno y Luis Alberto Tena )

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