lunes, 6 de febrero de 2012

TORO ROSALES EXPONE EN POZOBLANCO



José Rafael Toro Rosales profesor de Geografía e Historia de este nuestro centro expone en la Biblioteca Municipal de Pozoblanco su obra pictórica, desde el día 3 al 15 de febrero con horario de 19 a 21 horas. La muestra artística recibe el nombre “Las palabras que no existen”, título con el que se refiere al aislamiento de un mundo exterior, del ruido e, incluso, del eco de las palabras. El silencio se entiende como un sentimiento encuadrado en un lienzo. El pasado viernes 3 inauguró la exposición con una gran asistencia de publico, entre el que se encontraban familiares, amigos, compañeros de profesión del IES Antonio Mª Calero y numerosa gente de la cultura de Los Pedroches. En el acto intervinieron, además del autor, el concejal de Cultura, Juan Bautista Carpio Dueñas, y su compañero y profesor José Luis González Peralbo.
José Rafael Toro Rosales (1981) es natural de Pozoblanco, donde residió hasta los once años. Su trayectoria pictórica comenzó de forma temprana y realizó su primera exposición a los 17 años. Su traslado a Barcelona le llevó a cursar estudios de Historia y Comunicación licenciándose en Periodismo por la Universidad Autónoma. Allí residió durante siete años, tiempo en que profundizó en la pintura y literatura, siendo miembro del Aula de Escriptors, situada en el cultural barrio de Gracia.
Su vida laboral estuvo centrada en la colaboración de diferentes medios de comunicación de ámbito nacional y provincial como el diario IDEAL y La Vanguardia.
Os dejamos unos enlaces a El Guijo de Los Pedroches y a Solienses















A continuación, le realizamos una entrevista.

¿Con cuantos años empezó a pintar?
Comencé a pintar de forma bastante temprana, sobre los 6 años con una serie de dibujos y pinturas que todavía conservó. Creo que eso demuestra que siempre he sentido curiosidad y atracción por la pintura.

¿Defiende usted la inspiración o el trabajo como base para pintar?
La inspiración me resulta algo demasiado etéreo y difícil de comprender. Más que la inspiración, creo que en la observación y sobre todo en el trabajo, consciente y constante. Sin trabajo, es difícil, por no decir imposible, realizar algo que merezca la pena. Puedes tener una idea ocurrente, pero si no la trabajas, ésta acaba olvidándose o, cuando menos, carecerá de fuerza.

¿Dentro de qué estilo pictórico enmarcaría su obra? ¿En qué grandes autores se vería usted identificado?
Con los años me he acercado a la pintura figurativa, porque me resulta el estilo más certero para expresar el mundo emocional del ser humano frente a otros como puedan ser el realismo o la abstracción. Aunque creo que uno debe conocer y desarrollar, al menos durante un tiempo, todos los estilos para después elegir el vehículo en el que uno se siente más cómodo, ya que dominar las técnicas y estilos es vital para lograr la comunicación con el espectador. Respecto a posibles influencias, me siento identificado con Edward Hooper, porque ha sabido pintar como nadie la soledad y mostrar que lo importante no es tanto lo que se muestra, sino lo que está ausente. Sabe aunar en la pintura, imagen y poesía.
¿Practica alguna otra arte además de la pintura?
La fotografía, pues durante un tiempo también enfoqué mi vida laboral en este campo, y la literatura, aunque en este campo prefiero mantener mis trabajos guardados por considerarlos excesivamente personales.

¿Cuántas exposiciones ha realizado a lo largo de su carrera como pintor? ¿Dónde? ¿Cuáles han sido sus sensaciones al exponer su obra?
Esta es mi cuarta exposición individual. Las tres anteriores las he realizado siempre en Córdoba, dos de ellas en la capital y la otra en La Carlota. En Barcelona, también tuve la oportunidad de exponer algún cuadro, aunque en este caso fue de forma colectiva. En cualquier caso, la sensación que uno siempre experimenta es la de satisfacción de ver un trabajo terminado; algo que solo es posible si hay un espectador.

¿Qué siente al exponer por primera vez en su pueblo natal?
A esa satisfacción al que antes hacía referencia, sumaría la personal de exponer en Pozoblanco. Es un lugar que, indudablemente, me evoca una etapa fundamental como la infancia, que es el origen del universo de cualquier persona. Trabajar en esta exposición, me ha permitido de alguna forma reencontrarme con mis orígenes y, sobre todo, con personas.

¿Abandonaría su trabajo para dedicarte enteramente a la pintura?
No, porque no concibo la pintura ni como un trabajo, ni como un medio de vida, pero tampoco como una afición. Cuando he conversado al respecto, en ocasiones con conocidos que sí dedican por entero su vida personal y laboral al mundo pictórico, yo siempre comento que me costaría dedicarme en exclusiva a respirar o decir que mi oficio es el de respirar. La pintura es oxígeno, imprescindible para vivir y sobreponerte al mundo, pero también necesito cubrir otras facetas con un trabajo diferente y la docencia, que para mí también es vocacional, me lo permite.

¿Ha estado en alguna escuela de dibujo para aprender a pintar?
No. En este plano, soy autodidacta. La mejor forma que he tenido de aprender y mejorar fue imitar a los clásicos. De pequeño, pintaba cuadros de Goya, Velázquez, Van Gohg... y cuando consideré que había alcanzado cierta madurez, me lancé a pintar mis propios cuadros. Ahora, mi objetivo es definir y mejorar mi estilo, aunque creo que eso es una tarea siempre inacabada.

¿Qué importancia tiene para usted la opinión que su obra le merezca a su familia?
Tiene su importancia, pero relativa y en su justa medida. Al final, la opinión que más me importa o, mejor expresado, nos debe importar a cualquier persona es la nuestra, la personal.
¿En qué encuentra la motivación para seguir pintando?
En que es el medio más adecuado para expresar lo que de otra forma resulta imposible y, sobre todo, como decía anteriormente, porque me resulta imprescindible para la vida.

¿Por qué el nombre de su exposición: “Las palabras no existen”?
El hilo temático de las 22 obras que componen esta exposición es el silencio, pero no cualquier silencio, sino aquél que dura décadas y que está compuesto de todas aquellas palabras que las personas silencian. Mi pintura es muy intimista y esta frase expresa muy bien es el sentimiento interior que tiene el silencio.

(Alicia López, José Mª López y Alba Rodríguez)

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