martes, 27 de enero de 2015

Platero cumple cien años




 A los cien años de su publicación, todos valoran Platero y yo por su lirismo sentimental, muy pocos lo ponen con relación con el deseo de educar a los españoles en una nueva sensibilidad. El libro apareció una víspera de Navidad de 1914, aunque lo hizo de manera incompleta. Esa primera versión de Ediciones La Lectura solo tenía 63 capítulos. La editorial pagó 500 pesetas (3 euros) a Juan Ramón Jiménez y se publicaron 3000 mil ejemplares. Era un adelanto de lo que llegaría tres años después. En 1917, se publicó la obra definitiva con 138 episodios.
 Su creador ya era un poeta consagrado, de treinta y tres años, cuando decidió comenzar esta aventura sobre el burrito que acompañaba su feliz infancia en su patria chica, el pueblo de Moguer, en Huelva.
Platero, blanco, blanquísimo, es un dulce de leche. Juan Ramón conseguía convertir todo en una hermosa metáfora, hasta las pezuñitas de un borriquillo, sus ojillos inquietos, su milenaria nobleza y su mal genio, que, de vez en cuando, puede llevarle a darnos una coz.
El burro protagonista tiene un posible origen literario (Francis Jammes); además del autobiográfico “Es una suma de recuerdos. Tuve de muchacho y joven varios burros Platero”. A muchos lectores les ha encantado este símbolo de suavidad y dulzura, pero también ha suscitado reacciones feroces. Luis Buñuel y Salvador Dalí mostraron su rechazo del sentimentalismo en una carta a Juan Ramón “Especialmente ¡MERDE! para su Platero y yo, para su fácil y malintencionado Platero y yo, el burro menos burro, el burro más odioso con el que nos hemos tropezado”. Años después, el soneto escandaloso que abre “El burro explosivo” alude malévolamente a una conocida máxima de Juan Ramón.
A pesar de estos altibajos, no hay lugar a dudas de que Platero y yo es un bellísimo libro para niños, una auténtica delicia, una forma impagable e irrepetible para que los chavales puedan ir sabiendo lo maravillosa que es, y puede llegar a ser, la literatura; a pesar de esto Platero y yo también es una novela dirigida al publico adulto. La razón es que cuenta con varios capítulos en los que es palpable cierta crítica social, como afirmaba el propio autor: “ Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren”- Quizá aquí resida la clave de su éxito entre el publico infantil y juvenil, puesto que, como decía Eugenio O’Dors, “Los niños adoran Platero y yo porque no ha sido escrito con premeditación para ellos.”




“Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881. Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza, con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad.”  Así describe Juan Ramón su infancia, la cual tiene gran importancia, ya que estos recuerdos pasarán a convertirse en elementos poéticos. Así se construye la poética de un hombre solitario y apasionado contemplador. En esta tarea su gran compañera será siempre la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente.
Durante su adolescencia partirá a Sevilla con la intención de hacerse pintor y abogado con el apoyo de su familia, pero la lectura de Bécquer le pondrá en contacto con la poesía y, así, comienza su primera etapa poética, “Etapa Sensitiva”. En estos años, y contraviniendo la voluntad de su padre, deja los estudios.
En 1900, con 19 años, parte a Madrid, donde pasará gran parte de su vida y donde se desarrollará verdaderamente como poeta, con influencia de autores como Rubén Darío y Villaespesa. Allí entabla amistad con Machado, Valle-Inclán, Benavente… y conocerá, además, a su futura esposa, Zenobia Camprubi Aymar,  de la cual se enamora profundamente.
En 1916 parte hacia Estados Unidos para casarse con Zenobia, un acontecimiento decisivo en la vida del autor, que marcará una nueva etapa poética, su “Etapa Intelectual. Juan Ramon le había prometido a su esposa el libro de poemas más bello jamás escrito, y escribe Diario de un poeta recién casado.
En 1936 estallara la Guerra Civil en España, por lo que deberá trasladarse a Estados Unidos, pues se mantiene fiel al bando republicano. En el exilio comienza la ultima etapa de su poesía, la “Etapa Verdadera”. Durante su estancia en Washington se convertirá en el agregado cultural de la Embajada Española y, además, dará diversas charlas acerca de la literatura. En estos años obtendrá el reconocimiento literario en toda América.
Posteriormente viajará a Puerto Rico, donde pasará sus últimos años. Este país se convertirá en su segunda patria. Allí, en octubre de 1956, tienen lugar dos de los acontecimientos más importantes de la vida de Juan Ramón, que representan, a su vez, las dos caras de la moneda para el escritor: la concesión del Premio Nobel de Literatura el día 25 y la muerte de Zenobia el día 28, en la clínica Mimiya de Santurce. Desde este momento, el poeta se recluye en su casa en la mas absoluta oscuridad.
El 29 de mayo de 1958, totalmente desolado, muere en la misma clínica que su esposa. El 6 de junio su sobrino traslada los cuerpos de Juan Ramón y Zenobia a España, cumpliendo el deseo de sus tíos, tras varios días de homenajes reciben sepultura en el Cementerio de Jesús, Moguer.


Como hemos dicho antes, la obra de Juan Ramón se divide en tres etapas, cada una con diferentes pensamientos y matices literarios:
-          Etapa Sensitiva (1898-1916). Está marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y  un Modernismo de formas tenues, rima asonante, verso de arte menor y música intima, en ella predominan las descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través del perfeccionismo de la estructura formal, a esta etapa pertenecen libros como Rimas (1902), Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1904), Elegías (1907) o Platero y yo (1914).
-          Etapa Intelectual (1916-1939). Su primer viaje a América y el contacto con la poesía inglesa a través de su amiga Luisa Grimm y de Zenobia, marcará profundamente esta etapa. Además, se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo trascendente. Su libro más destacado de esta etapa será Diario de un poeta recién casado (1916)  el cual dedica a su esposa. A él le seguirán libros como Primera antología poética, (1917), Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1917–23) y Belleza* (1917–23).
-          Etapa Suficiente o Verdadera (1937-1958). Engloba todo lo escrito durante su exilio en América. Su ansia por la trascendencia lo hace identificarse con Dios y la Belleza en uno. Tras un periodo de relativo silencio publica Animal de Fondo (1949), donde el poeta busca a Dios “Sin descanso ni tedio” Pero ese dios no es una divinidad externa al poeta, sino que se halla en él y en su obra («tu esencia está en mí, como mi forma»; «en el mundo que yo por ti y para ti he creado»). Ese dios al que se refiere es causa y fin de la belleza. Por otra parte, Dios deseado y deseante (1948-49) supone la culminación de este último. Otras obras destacadas de este período son: Tercera antología poética (1957) y En el otro costado (1936-42). Su última obra será Leyenda (1896-1956) un poemario en el que el autor revisó concienzudamente su obra a lo largo de su vida.

(Gregory Duque Muñoz)







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