José Emilio Pacheco falleció el pasado domingo día 26 de
enero a los 74 años, a consecuencia de una parada cardiorrespiratoria. Pacheco
apenas sobrevivió dos semanas a su amigo Juan Gelman. Ambos vivían en el barrio
de la Condesa, de Ciudad de México, y, según una de sus hijas, el último texto
que escribió estaba dedicado al poeta argentino.
Era conocido como el poeta que “amaban los mexicanos”. Era
novelista, periodista y guionista de cine y de teatro. Ha sido uno de los escritores
contemporáneos más importantes de la literatura en lengua española y su obra
está marcada por su preocupación ética y reflexiva, sin perder nunca de vista
la belleza de lo cotidiano y del tiempo.El poeta y escritor mexicano estudió en
La escritura del poeta manifestaba las constantes de un estilo en el que un sólido conocimiento de la tradición poética se alía con la transparencia, en busca de una franca testimonialidad.
Ya en esos primeros libros se hacían presentes los temas
que habrán de acompañarle durante toda su trayectoria poética, como la infancia
forjada de la mirada del hombre, el desasosiego ante una existencia en la que
el azar y el absurdo se presentan en cada tirada de dados, y la búsqueda de
sentido en los otros. Su poesía caminó entre el simbolismo y la introspección
hasta el existencialismo.
Después del inmenso trauma de la matanza de Tlatelolco del
1968, Pacheco publica No me preguntes
cómo pasa el tiempo, donde se dice cuál ha de ser la función del poeta y de
la poesía, y en el que se anuncia otro de sus temas: la erosión del tiempo.A partir de ahí desarrollará obras como Irás y no volverás (1973), Islas a la deriva (1976), Desde entonces (1980), Los trabajos del mar (1982), Miro a la tierra (1986), Ciudad de la memoria (1989) o El silencio de la luna (1994).
También en su obra narrativa se ve reflejada tanto la niñez como la adolescencia del poeta en títulos como El viento distante y otros relatos (1963), Morirás lejos (1976), El principio del placer (1972) y Batallas en el desierto (1981).
Recibió galardones como el Xavier Villaurrutia (1973); el José Asunción Silva (1996); el José Donoso (2001); el Octavio Paz (2003); el Ramón López Velarde (2003); el Pablo Neruda (2004); el Premio Internacional Alfonso Reyes (2004); el García Lorca (2005); el Premio Cervantes (2009); y el Premio Alfonso Reyes otorgado por El Colegio de México, que lo recibió hace apenas tres años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario