martes, 4 de febrero de 2014

Entrevista a Fernando Sánchez Mayo




P.- Acaba usted de publicar dos poemarios, La hierba entre el cemento y Un acto mínimo, ¿qué diferencias o parecidos podría señalarnos entre ambos?

R.- Ambos poemarios son muy diferentes. La hierba entre el cemento tiene un estilo reflexivo, directo, desprovisto de cualquier tipo de artificio, y cuya temática se diversifica en el anhelo de superación del ser humano. Mientras que Un acto mínimo es un poemario que busca la altura estética, con cierto artificio basado en la belleza del lenguaje, y está centrado básicamente en la idea de la muerte. Y yo diría que el único parecido que los une a los dos es el de la trascendencia.
       
          
P.- ¿Qué le ha inspirado para escribir Un acto mínimo, ¿y La hierba entre el cemento?

R.- La hierba entre el cemento surge de la determinación de aprovechar todos esos pensamientos que nos asaltan cuando vamos paseando. Así que cogí una libretita y un bolígrafo y fui escribiendo todas esas ideas que nos surgen mientras caminaba solo por las calles de mi ciudad. De ahí salieron la gran mayoría de los poemas. La ciudad y el paseo fue mi inspiración. Un acto mínimo, por el contrario, surgió de otra manera más pausada. Nació de la idea de poetizar la muerte de aquellos personajes famosos de la literatura o de la filosofía o de la historia que por una o por otra razón llegaron al último minuto de sus vidas con un valor que a mí me pareció interesante trascender.

P.- ¿Cómo ha sido el proceso de creación de ambos libros?

R.- El proceso de creación tiene mucho que ver con la forma en que uno aborda la escritura, es decir, el método. Mi método o mi proceso creativo es simple. Es estar delante del papel y empezar a escribir. Dejar que el poema tome forma. Ser generoso en la entrega y no tener miedo nunca al resultado.

P.- ¿Podría explicarnos la simbología de cada uno de ellos?

R.- En La hierba entre el cemento la simbología general del libro alude a la idea de la superación del ser humano, (la hierba brotándose con fuerza bajo el ladrillo) pero también hay otros símbolos como la perplejidad de la existencia, ser uno mismo, etc. Y en la simbología de Un acto mínimo entra en juego la muerte con todas aquellas variantes que he sido capaz de abordar.

P.- ¿Qué significa para usted la poesía?

R.- Pues en verdad, significa mucho. La poesía es una actividad que ocupa gran parte de mi tiempo. Le dedico un gran porcentaje de mi energía emocional y mental. Así que eso es ya un indicativo de lo que significa.

P.- ¿Cuáles serían los temas más importantes en su producción poética?

R.- Hasta ahora no han sido muy diferente al resto de los poetas de todos los tiempos. En mi obra poética he escrito sobre el amor, la soledad, la muerte,  el deseo de trascendencia, la esperanza, el paso del tiempo, etc.

P.- ¿Cómo fueron sus inicios como escritor? ¿Podría darnos un consejo para los jóvenes que quieren empezar a escribir poesía?

R.- Me veo a mí mismo como un joven adolescente que ya escribía poesía. Pero esa poesía no empezó a tener una mayor consistencia hasta el momento en que siendo universitario formé parte de una revista literaria que tenía el nombre de Huellas. Allí publiqué mis primeros versos con otros compañeros de la facultad de Filosofía y Letras. Más tarde publiqué poemas en el periódico local “La voz de Córdoba” e incluso Pablo García Baena me pidió  en aquella época del año1984 uno de los poemas dedicado a él y se publicó en la famosa antología de homenaje que la ciudad de Córdoba le hizo al prestigioso poeta. Aún así escribí mucho que nunca publiqué porque sabía que no estaba a la altura. Me di cuenta de que tenía que vivir la vida y aprender muchas más cosas que eran importantes para mí en ese momento. Y veinte años más tarde decido entrar como un ciclón a vivir intensamente la poesía. Y en ello sigo todavía.
En cuanto a dar consejos no sé si es acertado. Pero si de algo pueden servir, yo diría que lo más importante es saber que uno quiere escribir poesía. Si sabes eso, ya tienes el cincuenta por ciento del camino hecho. Luego viene el esfuerzo personal, el trabajo constante y el deseo de mejorar.

P.- Según usted, ¿qué debe tener un buen libro de poesía? ¿Cuáles son los autores que más le gustan?

R.- Un buen libro de poesía debe tener un compendio de ciertas cualidades: emoción, belleza, altura, originalidad, trascendencia, pero sobre todo que no deje indiferente al lector.
Y en cuanto a los autores que más me gustan no sabría exactamente qué responder porque no son pocos, sino muchos poetas españoles y extranjeros que me han gustado y me gustan. Por citar algunos yo diría García Lorca, Luis Cernuda, Aleixandre, Antonio Machado, Bécquer, Pessoa, Walt whitman, Eliot, Cavafis… En verdad, podría seguir citando sobre todo a muchos otros poetas vivos españoles y cordobeses, pero la lista sería muy larga.

P.- ¿Cómo ve la poesía actual española? ¿Y la poesía en su ciudad?

R.- Yo creo que la poesía española goza de muy buena salud. Hay grandes poetas repartidos por toda la geografía nacional. Muchos de esos grandes poetas los tenemos  aquí en nuestra ciudad de Córdoba y provincia. Esta es la ciudad de la poesía. Aquí hay cientos de poetas. La reserva natural de la poesía española está en Córdoba. Ser poeta en Córdoba es más difícil que ser poeta en cualquier otro sitio. Hay una gran calidad y una gran diversidad.

P.- ¿Tiene en mente algún nuevo proyecto?

R.- Sí, tengo un poemario acabado, esperando una oportunidad para ver la luz. Y en este momento estoy trabajando en varios proyectos simultáneamente. Y ahí van, avanzando sin prisa, pero sin pausa.

(Mónica Madueño y Lorena Yuste)

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