A los cien
años de su publicación, todos valoran Platero
y yo por su lirismo sentimental, muy pocos lo ponen con relación con el
deseo de educar a los españoles en una nueva sensibilidad. El libro apareció
una víspera de Navidad de 1914, aunque lo hizo de manera incompleta. Esa
primera versión de Ediciones La
Lectura solo tenía 63 capítulos. La editorial pagó 500
pesetas (3 euros) a Juan Ramón Jiménez y se publicaron 3000 mil ejemplares. Era
un adelanto de lo que llegaría tres años después. En 1917, se publicó la obra
definitiva con 138 episodios.
Su creador ya era un poeta consagrado, de
treinta y tres años, cuando decidió comenzar esta aventura sobre el burrito que
acompañaba su feliz infancia en su patria chica, el pueblo de Moguer, en
Huelva.
Platero, blanco,
blanquísimo, es un dulce de leche. Juan Ramón conseguía convertir todo en una
hermosa metáfora, hasta las pezuñitas de un borriquillo, sus ojillos inquietos,
su milenaria nobleza y su mal genio, que, de vez en cuando, puede llevarle a
darnos una coz.
El burro
protagonista tiene un posible origen literario (Francis Jammes); además del
autobiográfico “Es una suma de recuerdos. Tuve de muchacho y joven varios
burros Platero”. A muchos lectores les ha encantado este símbolo de suavidad y
dulzura, pero también ha suscitado reacciones feroces. Luis Buñuel y Salvador
Dalí mostraron su rechazo del sentimentalismo en una carta a Juan Ramón
“Especialmente ¡MERDE! para su Platero y
yo, para su fácil y malintencionado Platero
y yo, el burro menos burro, el burro más odioso con el que nos hemos
tropezado”. Años después, el soneto escandaloso que abre “El burro explosivo”
alude malévolamente a una conocida máxima de Juan Ramón.
A pesar de
estos altibajos, no hay lugar a dudas de que Platero y yo es un bellísimo libro para niños, una auténtica
delicia, una forma impagable e irrepetible para que los chavales puedan ir
sabiendo lo maravillosa que es, y puede llegar a ser, la literatura; a pesar de
esto Platero y yo también es una
novela dirigida al publico adulto. La razón es que cuenta con varios capítulos
en los que es palpable cierta crítica social, como afirmaba el propio autor: “
Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede
leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se
le ocurren”- Quizá aquí resida la clave de su éxito entre el publico infantil y
juvenil, puesto que, como decía Eugenio O’Dors, “Los niños adoran Platero y yo porque no ha sido escrito
con premeditación para ellos.”
“Nací en Moguer, la noche de Navidad de 1881. Mi padre era castellano y tenía los ojos azules; y mi madre, andaluza, con los ojos negros. La blanca maravilla de mi pueblo guardó mi infancia en una casa vieja de grandes salones y verdes patios. De estos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad.” Así describe Juan Ramón su infancia, la cual tiene gran importancia, ya que estos recuerdos pasarán a convertirse en elementos poéticos. Así se construye la poética de un hombre solitario y apasionado contemplador. En esta tarea su gran compañera será siempre la soledad, referida en sus poemas de manera recurrente.
Durante su
adolescencia partirá a Sevilla con la intención de hacerse pintor y abogado con
el apoyo de su familia, pero la lectura de Bécquer le pondrá en contacto con la
poesía y, así, comienza su primera etapa poética, “Etapa Sensitiva”. En estos
años, y contraviniendo la voluntad de su padre, deja los estudios.
En 1900,
con 19 años, parte a Madrid, donde pasará gran parte de su vida y donde se
desarrollará verdaderamente como poeta, con influencia de autores como Rubén
Darío y Villaespesa. Allí entabla amistad con Machado, Valle-Inclán, Benavente…
y conocerá, además, a su futura esposa, Zenobia Camprubi Aymar, de la cual se enamora profundamente.
En 1916
parte hacia Estados Unidos para casarse con Zenobia, un acontecimiento decisivo
en la vida del autor, que marcará una nueva etapa poética, su “Etapa
Intelectual”. Juan Ramon le había
prometido a su esposa el libro de poemas más bello jamás escrito, y escribe Diario de un poeta recién casado.
En 1936
estallara la Guerra Civil
en España, por lo que deberá trasladarse a Estados Unidos, pues se mantiene
fiel al bando republicano. En el exilio comienza la ultima etapa de su poesía,
la “Etapa Verdadera”. Durante su estancia en Washington se convertirá en el
agregado cultural de la
Embajada Española y, además, dará diversas charlas acerca de
la literatura. En estos años obtendrá el reconocimiento literario en toda
América.
Posteriormente
viajará a Puerto Rico, donde pasará sus últimos años. Este país se convertirá en
su segunda patria. Allí, en octubre de 1956, tienen lugar dos de los
acontecimientos más importantes de la vida de Juan Ramón, que representan, a su
vez, las dos caras de la moneda para el escritor: la concesión del Premio Nobel
de Literatura el día 25 y la muerte de Zenobia el día 28, en la clínica Mimiya
de Santurce. Desde este momento, el poeta se recluye en su casa en la mas
absoluta oscuridad.
El 29 de mayo
de 1958, totalmente desolado, muere en la misma clínica que su esposa. El 6 de junio
su sobrino traslada los cuerpos de Juan Ramón y Zenobia a España, cumpliendo el
deseo de sus tíos, tras varios días de homenajes reciben sepultura en el
Cementerio de Jesús, Moguer.
Como hemos
dicho antes, la obra de Juan Ramón se divide en tres etapas, cada una con
diferentes pensamientos y matices literarios:
-
Etapa
Sensitiva (1898-1916). Está marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo
y un Modernismo de formas tenues, rima
asonante, verso de arte menor y música intima, en ella predominan las
descripciones del paisaje, los sentimientos vagos, la melancolía, la música y
el color, los recuerdos y ensueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y
sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través del
perfeccionismo de la estructura formal, a esta etapa pertenecen libros como Rimas
(1902), Arias tristes (1903), Jardines lejanos (1904), Elegías
(1907) o Platero y yo (1914).
-
Etapa
Intelectual (1916-1939). Su primer viaje a América y el contacto con la poesía inglesa
a través de su amiga Luisa Grimm y de Zenobia, marcará profundamente esta etapa.
Además, se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo
trascendente. Su libro más destacado de esta etapa será Diario de un poeta recién casado (1916)
el cual dedica a su esposa. A él le seguirán libros como Primera
antología poética, (1917), Eternidades (1918), Piedra y cielo
(1919), Poesía (1917–23) y Belleza* (1917–23).
-
Etapa
Suficiente o Verdadera (1937-1958). Engloba todo lo escrito durante su exilio
en América. Su ansia por la trascendencia lo hace identificarse con Dios y la Belleza en uno. Tras un
periodo de relativo silencio publica Animal
de Fondo (1949), donde el poeta busca a Dios “Sin descanso ni tedio” Pero ese dios no es una divinidad externa al
poeta, sino que se halla en él y en su obra («tu esencia está en mí, como mi
forma»; «en el mundo que yo por ti y para ti he creado»). Ese dios al que se
refiere es causa y fin de la belleza. Por otra parte, Dios deseado y deseante (1948-49) supone la culminación de este último.
Otras obras destacadas de este período son: Tercera antología poética
(1957) y En el otro costado (1936-42). Su última obra será Leyenda (1896-1956) un poemario en el
que el autor revisó concienzudamente su obra a lo largo de su vida.
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