Trece años después
de la anterior edición del diccionario, el pasado 16 de octubre se presentó la
vigésimo tercera edición del Diccionario de la Lengua Española, una obra en la
que han trabajado las veintidós academias de la lengua y que se ha convertido
en el volumen con más palabras: 93.111, frente a las 88.431 de la pasada
edición, de 2001. Será presentado por el director de la RAE, José Manuel
Blecua, en la sede de la Real Academia Española.
El
diccionario, editado por Espasa, y en un formato más pequeño que los
anteriores, llegará a España de manera simultánea (en un solo tomo por 99
euros) y a Latinoamérica (en dos tomos por 35 euros). La edición de
coleccionista se hizo por encargo a un precio de 200 euros.
La
publicación coincide con los actos del tercer centenario de la RAE y se
convierte en el centro de esta celebración, que durará hasta principios de
diciembre durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México).
Un retrato
robot con números de esta obra sería así: 22 academias de la lengua, 13 años de
trabajo, 2.376 páginas, 93.111 artículos o palabras, 195.439 acepciones, 19.000
acepciones de americanismos, 140.000 enmiendas, sobre 49.000 artículos, 5.000
palabras nuevas y 1.350 supresiones.
Se trata de
una obra en marcha, cuyo comienzo está fechado en 1726 cuando la RAE, creada en
1713, editó el primer volumen del Diccionario de Autoridades, que terminó en
1739. Sin embargo, no será hasta 1780 cuando aparezca el primero de la serie
del Diccionario de la Lengua Española o Diccionario de la Real Academia
Española (DRAE), que registró 46.000 artículos. Desde entonces se han publicado
veintitrés: tres en el siglo XVIII, diez en el XIX, ocho en el XX y dos en lo
que va del siglo XXI.
Entre las
miles de novedades que contendrá esta edición están los términos “bótox”, “cameo”,
“Pilates”, “mileurista”, y otras tan comunes en estos tiempos como “tuit”, “tuitear”
y “red social”.
La palabra “amigovio”
nos viene definida como “persona que mantiene con otra una relación de menor
compromiso formal que un noviazgo”. Es uno de los casi 19.000 americanismos
incorporados al Diccionario, junto a otros como “basurita”, “limpiavidrios”, “guardavidas”,
“platicón” y “papichulo”.
La Academia
se toma su tiempo hasta comprobar que las palabras nuevas que van surgiendo
están consolidadas. Por eso, todavía es pronto para saber si serán incluidas o
no en ediciones futuras del Diccionario términos coloquiales como son “pibón” y
“choni”, y otras como “link”, “clicar” o “vintage”.
En la RAE
se reciben frecuentemente quejas por el posible carácter machista o racista de
algunas definiciones. Con el motivo de la nueva edición se han revisado algunas
palabras, aunque no se supriman, como ocurrirá con gitano y gitanada. También
le seguirá judiada que, en su actual uso, “está desligada del origen judío, es
una palabra más fina que cabronada o putada”, comenta el secretario. De la
misma forma se han revisado los nombres de las profesiones para que conste el
masculino y femenino.
(Lucía Ranchal Sánchez y Ana María Arévalo Jurado)
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