El pasado 10 de octubre,
Antonio Hernández fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía por su obra Nueva York después de muerto. El premio, concedido por el Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte y dotado de 20.000 euros, distingue esta la obra, editada en
2013. Estos premios, que tienen una larga trayectoria, premian anualmente a la
mejor obra de poesía escrita por un autor de nacionalidad española, en
cualquiera de las lenguas españolas desde 1924. Desde Gerardo Diego, que fue el
primer galardonado de estos premios con su libro Versos humanos en 1924, cada año han sido premiados escritores como
el poeta español Rafael Alberti, con su obra Marinero en tierra en 1925, un libro de poemas cuya temática es la
nostalgia producida en el poeta por el recuerdo de su tierra natal; Félix Grande,
uno de los mayores renovadores de la poesía española de los años sesenta, con
su obra Las rubáiyatas de Horacio Martín
en 1978, donde muestra dos visiones desde las perspectiva del hombre: por un
lado el hombre ante el mundo y por otro el hombre ante la experiencia amorosa;
o el poeta y crítico literario español Luis García Montero con su poemario Habitaciones separadas en 1995, la cual
está escrita con tono sostenido y con una profunda nostalgia, dirigida a un
público más joven.
Nueva York después de muerto se trata de una obra “totalizadora, arriesgada y
comprometida que recoge la herencia literaria”, según el jurado, que destaca
también que es “un libro que rehumaniza y salva el olvido”. El autor de este
poemario explica que lo realizó por encargo de Luis Rosales cuando este se
encontraba en su casa con una embolia. Un día le dijo que habría querido
terminar su obra con una trilogía que se llamara Nueva York después de muerto. Se trata de una obra de tres libros
cuya temática y tono confluyen y se distribuyen para crear simetría. Los
grandes protagonistas son tres: Luis Rosales, Federico García Lorca y el propio
Antonio Hernández, cuyos merecimientos, las inquietudes sociales y la
consolidación de un sentimiento patriótico son las líneas de consolidación
principal de este libro.
El autor, Antonio Hernández
Ramírez, es un poeta, novelista y ensayista español nacido en Arcos de la Frontera (Cádiz). Ha
publicado un gran número de artículos en todos los periódicos de Madrid y en
alguna de sus revistas.
Su obra está compuesta por
libros como Sagrada forma (1994), el
cual es una conquista de la más radical interioridad, transformando lo cotidiano
en una proyección metafísica universal; Habitación
en Arcos (1997), se estructura en cinco partes, que hacen continuas
referencias a la infancia y a la adolescencia en Arcos, con una estética
exuberante y una emotividad dimanante, con un tono cercano al lector; A Palo seco (2007), un libro diferente a
su lírica anterior, de un discurso directo, sin intermediarios verbales, que
trata temas diversos, incluido la necesidad de la locura, porque la locura es
también un ejercicio de creación.
La obra de Antonio
Hernández, reconocida con un gran número de prestigiosos premios, ha sido
traducida a más de veinte idiomas (francés, italiano, inglés, ruso, árabe o
serbio). Como poeta, ha sido premiado con los premios Adonáis, Miguel
Hernández, Vicente Alexandre y Tiflos. En 1980
obtuvo el gran premio de Bellas Artes que recibió de manos del Rey de
España y, posteriormente, el Premio Andalucía a la mejor trayectoria de un
poeta.
(Álvaro Cobos García e Isabel María Moreno Muñoz.)
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