P.- ¿Qué le ha inspirado
para escribir Los ángulos del cielo? ¿Cuál es el tema principal de este nuevo
poemario?
R.- Este poemario partió de
una reflexión sobre el paso del tiempo observado a través de los continuos
viajes que hacemos a lo largo de nuestra vida, y también de los que hacen
nuestros seres queridos. El libro, esencialmente, habla de eso, de las
continuas despedidas que presenciamos a lo largo de nuestra existencia. Los
ángulos del cielo es un poemario cuyo argumento parte de esa idea, la del existir en continua
movilidad, yendo de la raíz interior al espacio exterior y, de nuevo, volviendo
a la raíz.
P.- Casi todos sus poemarios
se han publicado con un premio, pero este no. ¿Qué cree que aporta a su
trayectoria?
R.- Llega un momento en la
vida que uno se cansa de presentarse a premios y, en consecuencia, tiene ganas
de publicar sus libros en una buena editorial. Eso es lo que me ha ocurrido a
mí. Por otro lado, creo que este nuevo poemario es, sin duda, mi libro de
versos más elaborado y completo, el de mayor madurez.
P.- ¿Por qué dice usted que
este es un libro con más madurez y más seriedad que los anteriores? ¿Por qué ha
cambiado el paisaje rural por uno urbano?
R.- Estoy convencido de que
este poemario no podría haberlo escrito hace dos o tres décadas. Es una obra de
reflexiones y observaciones muy meditadas, mientras que mis libros anteriores
eran más emocionales y más intuitivos. Quizá éste sea más elaborado y más
cerebral. En cuanto a lo del paisaje rural o urbano, tampoco me he planteado
hacer ningún cambio. Lo que ocurre es que en los últimos años he viajado más y
he observado detalles de la vida urbana que, hasta hace muy poco, no había
sabido percibir.
P.- ¿Por qué en este libro
se ha detenido tanto y lo ha corregido tantas veces?
R.- Antes, hace quince o
veinte años, escribía mis poemas de un tirón, movido casi siempre por un
impulso emocional muy intenso. Ahora, en cambio, las ideas o intuiciones
poéticas me llegan de otro modo, y, por tanto, yo también las asimilo y escribo
con más calma. Quizá todo ello sea fruto de la edad. También ahora tengo mucho
más sentido del ridículo que antes y por eso me gusta corregir muchísimo mis
poemas antes de darlos a la luz.
P.- Usted ha escrito poesía,
novela, ensayo, crítica literaria y columnas periodísticas. ¿En qué género se
encuentra más cómodo?
R.- Sin duda ninguna, el
género literario donde me encuentro más cómodo es la poesía. Uno no sólo
escribe poesía, sino que la siente. Ser poeta no es sólo ser escritor, sino
vivir y sentir la poesía a diario, cotidianamente. La poesía es un modo de
estar en el mundo, de ver la realidad y de sentir todo lo que existe a nuestro
alrededor.
P.- ¿Podría hablarnos de sus
inicios como escritor?
R.- Tendríamos que irnos a
un tiempo muy lejano, pues empecé a escribir poemas hace más de cuarenta años,
cuando era un adolescente e iba a estudiar al instituto. Aunque ya leía mucha poesía
en el colegio. Siempre tuve muy claro que quería ser escritor. Mi primer libro
lo publiqué hace ya más de tres décadas, en octubre de 1983, el mismo año que
me casé.
P.- ¿Cómo es su proceso a la
hora de escribir un poema? ¿Cree en la inspiración o en la disciplina? ¿Cuántas
horas al día le dedica a la escritura?
R.- Yo suelo decir que uno
no escribe un poema, sino que el poema se escribe solo. A mí siempre me ocurre
eso, que algo muy fuerte, una emoción inasible o una intuición mágica tira de
mí y siento una necesidad imperiosa de expresarla. Por eso creo mucho más en la
inspiración que en la disciplina. Por supuesto, hay que tener disciplina y
dominar el lenguaje y las técnicas de versificación; pero eso siempre viene
luego. Uno no puede decidir ser poeta; el poeta siempre nace, es una manera de
sentir y de estar. En cuanto a las horas que le dedico a la escritura, ahora,
como estoy en paro, tengo más tiempo que nunca para escribir. Aun así, aunque
soy un escritor muy anárquico, nada metódico, suelo dedicarle a la escritura al
día 5 o 6 horas, no más.
P.- ¿Qué características
debe tener para usted un buen libro?
R.- Sobre todo, en primer
lugar, un libro tiene que emocionar al leerlo. En segundo lugar, creo que las
palabras de una obra literaria deben tener música, deben sonar bien dentro del corazón. Todo buen libro es
una mezcla de ética y estética, de armonía y misterio, de emoción y belleza
formal.
P.- ¿Cómo sabe usted cuando
un libro está listo para ser publicado?
R.- Eso es algo muy difícil
de saber. En realidad creo que cualquier libro, o al menos los míos, nunca está
acabado del todo y siempre es mejorable. Yo corrijo mucho, muchísimo, tanto
que, a veces, incluso después de estar mis libros en imprenta pido volver a
corregirlos. Por eso me niego siempre a publicar mis poesías completas, porque
la obra poética siempre está en marcha, es imperfecta, y aún corrijo poemas que
escribí hace veinte años o más.
P.- ¿Cuál ha sido la mejor y
la peor crítica que ha recibido?
R.- No lo sabría decir. He
tenido algunas críticas muy buenas y, en cambio, otras menos positivas, aunque
éstas en el campo de mi obra poética han sido muy escasas. De todos modos, no
guardo ninguna reseña crítica, por muy positiva que sea, de mis libros. No sé
si seré un desastre, pero en el fondo las críticas, buenas o malas, me dan
igual y no cambian en absoluto mi modo de escribir y entender la poesía.
Siempre que escribo pienso en ser yo mismo, en buscar el sentido del mundo que
me rodea, y, sobre todo, en expresarlo de un modo distinto a los demás.
(Ana María Arévalo Jurado y Lucía Ranchal Sánchez)
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