Aún está
pendiente la presentación del último poemario de Alejandro López Andrada, Los ángulos del cielo, editado por
Valparaíso, en el que sigue “una línea más metafísica, más del pensamiento, y
ligada a la obsesión por el paso del tiempo”. Uno de los temas centrales de
este nuevo libro es, precisamente, el viaje del hombre del campo a la ciudad y
el regreso, de nuevo, al campo.
López Andrada
nació en 1957, en Villanueva del Duque, localidad de la que es Hijo Predilecto.
Estudió Ciencias de la Educación y ha trabajado como técnico de cultura en la
Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches. Considera como fuente de
inspiración a su pueblo natal, en el que sigue viviendo. Su personal voz se
observa tanto en su poesía, como en sus novelas y ensayos, en sus columnas y en
sus críticas literarias.
En su
extensa obra podemos destacar libros de poesía, como Códice de la melancolía (1989), Álbum
de apátrida (1993), La tumba del arco
iris (1994), El humo de las viñas
(1999), Los pájaros del frío (2000), Los árboles dormidos (2002), El vuelo de la bruma (2005), La tierra en sombra (2007) o Las voces derrotadas (2010); novelas,
como La dehesa iluminada (1990), La mirada sepia (1994), Bruma (1998), El césped de la luna (2001), Los
hijos de la mina (2003), El viento
derruido (2004), Los años de la
niebla (2005), El libro de las aguas
(2007), El óxido del cielo (2010) o Los ojos de Nathalie Wood (2013); varias recopilaciones de artículos
periodísticos, como Balcón del valle
(1992), Las voces antiguas (1995) o La luz del verdinal (2001).
López Andrada
ha recibido numerosos premios, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía
“Antonio González de Lama” (1992), el Premio Nacional de Poesía “José Hierro”
(1996), el Premio de Poesía “Ciudad de Cáceres” (1998), el Premio Andalucía de
la Crítica, en modalidad de poesía (2000), el Premio Encina de Los Pedroches,
en modalidad de Cultura (2001), el Premio Nacional de Poesía “Ciudad de
Badajoz” (2002), el Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Salamanca” (2005), el
Premio Internacional de Poesía “Fray Luis de León” (2007), el Premio Solienses
(2008) o el Premio de Poesía Ciudad de Córdoba en 2010 con el poemario Las voces derrotadas.
También
podemos recalcar algunos hitos de su carrera, como su elección como miembro de
Real Academia de Nobles Letras y Bellas Artes de Córdoba en 1994, el estudio
sobre sus obras La mirada sepia y Los años de la niebla en Francia (2005 y
2006, respectivamente) o la adaptación al cine de El libro de las aguas, por Giménez Rico en 2008.
Los ángulos del cielo está estructurado en seis partes,
“que son como seis sinfonías” ya que “es como una pieza musical, tiene mucho
ritmo”. En cada parte aparecen espacios como el horizonte, la tierra, el cielo
y el espacio urbano. “Y los ángulos del cielo son todas las perspectivas que
tiene el hombre, que ve el paso del tiempo desde muchas ópticas distintas”,
declaró López Andrada.
Algunos
aspectos fundamentales del poemario es la mirada que el autor realiza a través
de los ojos de su hija, que estudia en Madrid. “Asumo un poco que Madrid
también es mi ciudad, por lo que se produce un cambio”. Aclaró también que “el
libro no es más urbano que los demás, sino que acepto la ciudad como una parte
de mi realidad”. Para el autor este nuevo poemario “es un libro de mucha
madurez y reflexión, muy serio y mucho más profundo que mis libros anteriores”.
López
Andrada explicó que “su poesía no es rural, sino una poesía de la naturaleza
que tiene mucho que ver con los románticos alemanes”. Así, señaló que más que
ubicar su poesía en la comarca de Los Pedroches, la sitúa “en un espacio
irreal, mágico y fantasmagórico”. Sin embargo, en este caso se centra más en la
ciudad y en el viaje. “Es una poesía mucho más universal porque son paisajes
abiertos, no concreto nada”, afirmó.
El autor
pedrocheño comenzó a escribir Los ángulos
del cielo en 2007 y a lo largo de estos siete años ha reescrito muchos de
los poemas, algunos incluso los ha corregido más de 40 veces. Así, declaró:
“Nunca he corregido tanto. He intentado darle frialdad, aunque luego el libro
esté lleno de emoción”. También manifestó que tiene la seguridad de que “es un libro años luz mejor que los
anteriores, de más peso, de plena madurez” con el que se siente muy a gusto.
(Ana María Arévalo Jurado y Lucía Ranchal Sánchez)
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